El rescate de la flor rosa


Había una vez un pequeño colibrí llamado Pipo que vivía en un hermoso jardín lleno de flores multicolores.

A Pipo le encantaba volar entre las flores y beber su dulce néctar, pero siempre había una flor que llamaba especialmente su atención: la flor rosa. Pipo no podía dejar de pensar en la flor rosa y soñaba con poder acercarse a ella para admirarla más de cerca.

Un día, mientras estaba volando por el jardín, vio algo brillante a lo lejos. Al acercarse descubrió que eran unos globos de colores flotando en el aire. - ¡Qué maravilla! -exclamó Pipo-. Me encantaría poder volar tan alto como esos globos. De repente, se escuchó una voz detrás de él.

- ¿Quieres subir a los globos? Yo te puedo ayudar -dijo un pequeño ratón que pasaba por allí. - ¡Sí, sí! -respondió emocionado Pipo-.

Pero ¿cómo lo haremos? El ratón se acercó a uno de los globos y mordió la cuerda que lo sostenía al suelo. El globo comenzó a elevarse lentamente y el ratón le indicó a Pipo que se agarrara fuerte del borde inferior del globo con sus patitas.

- ¡Wooowww! Esto es increíble -exclamó Pipo mientras ascendían hacia el cielo. Mientras tanto, en otra parte del jardín, había una abeja muy trabajadora llamada Mielita. Ella recogía polen para llevarlo hasta la colmena y hacer miel para su familia.

Pero de repente, notó que había algo extraño en el jardín: la flor rosa estaba marchita. - ¡Oh no! -exclamó Mielita-. La flor rosa es muy importante para el jardín. Si se marchita, las otras flores también podrían morir.

Mielita decidió buscar una solución y comenzó a volar por todo el jardín buscando agua para regar la flor rosa. Pero no encontraba ninguna fuente cercana. De repente, vio a lo lejos los globos con Pipo y el ratón.

- Quizás ellos puedan ayudarme -pensó Mielita mientras se acercaba a ellos. Cuando llegaron al globo más alto, Pipo se sorprendió al ver a Mielita allí arriba. - ¿Qué haces aquí? -preguntó Pipo curioso- ¿Necesitas ayuda? - Sí, necesito tu ayuda -respondió Mielita-.

La flor rosa está marchitándose y necesito agua para regarla antes de que sea demasiado tarde. Pipo recordó que había visto un lago cerca del jardín cuando estaba volando por allí.

Así que decidieron bajar del globo y dirigirse hacia el lago en busca de agua. Una vez allí, llenaron una pequeña bolsa con agua del lago y regresaron rápidamente al jardín para salvar la flor rosa.

Al llegar, Mielita vertió cuidadosamente el agua sobre la flor marchita y poco a poco comenzó a recuperarse su belleza natural. - ¡Lo logramos! -exclamaron todos emocionados-, gracias por tu ayuda Pipo.

- Fue un placer ayudar -respondió Pipo feliz mientras se posaba en la flor rosa para admirarla de cerca. Desde ese día, Pipo y Mielita se hicieron grandes amigos y juntos continuaron explorando el jardín y descubriendo nuevas aventuras.

Y así, gracias a la colaboración entre ellos, lograron salvar la belleza del jardín y aprender que trabajando juntos pueden lograr grandes cosas.

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