El Rescate de Lila
En un hermoso bosque lleno de flores brillantes y árboles altos como torres, vivían un grupo de hadas. Cada una de ellas tenía un don especial: unas hacían que las flores crecieran más coloridas, otras podían hacer que los ríos cantaran melodías, y algunas incluso creaban arcoíris después de una lluvia. Entre ellas, había una hada muy querida llamada Lila, que tenía el poder de iluminar la noche con miles de estrellitas que salían de sus alas.
Un día, mientras Lila y sus amigas jugaban a las escondidas entre los árboles, un misterioso hombrecillo apareció en el bosque. Era un tramposo que siempre estaba en busca de cosas raras y mágicas. Al ver a Lila brillando como una luciérnaga, su corazón se llenó de codicia.
- “¡Qué luz tan brillante! Esa hada será un gran premio para mí.”, murmuró el hombrecillo mientras se acercaba sigilosamente.
De un rápido movimiento, logró atrapar a Lila con un velo mágico y la llevó a su oscura cueva.
Las amigas de Lila, preocupadas al no encontrarla, empezaron a buscarla por todo el bosque.
- “¿Dónde estará Lila? Siempre juega con nosotras.”, dijo Flora, una de las hadas.
- “¡No sé! La última vez la vi volando hacia el lago.”, respondió Bella, angustiada.
Finalmente, un pequeño pájaro, que había visto todo, se posó junto a ellas.
- “Les vi, el hombre de la cueva se llevó a Lila. ¡Debemos ayudarla! ” dijo.
Determinado a rescatar a su amiga, el grupo de hadas, junto con el pájaro, se dirigió hacia la cueva del hombrecillo.
Al llegar, notaron que el lugar estaba lleno de trampas y objetos peligrosos. Las hadas comenzaron a discutir sobre cómo entrar sin ser atrapadas.
- “Tal vez podríamos volar alto y entrar por la ventana.”, sugirió Iris.
- “Pero si vemos un pájaro guardián, nos atrapará.”, comentó Astra.
En ese instante, el pájaro que había guiado a las hadas se acercó nuevamente.
- “¡Espera! Yo puedo distraer al guardián mientras ustedes entran.”, dijo.
- “Pero eso es muy arriesgado, podría atraparte también.”, respondió Bella.
- “¡No importa! Lila necesita nuestra ayuda. ¡Hagámoslo juntas! ”, gritó el pájaro.
Las hadas, emocionadas por su valentía, idearon un plan. Mientras el pájaro volaba alrededor del guardián, las hadas se deslizaron por la ventana. Pronto llegaron a una habitación oscura donde Lila estaba atrapada.
- “¡Lila, estamos aquí para rescatarte! ” gritaron al unísono.
Lila, al escuchar las voces de sus amigas, se iluminó aún más. Sin embargo, el hombrecillo los vio y apareció furioso.
- “¡No pueden llevarse a mi hada! ¡Son muy pequeñas y débiles para enfrentarse a mí! ”
Las hadas se miraron nerviosamente, pero de inmediato recordaron la fuerza que tenían cuando trabajaban juntas. Lila levantó su manita y, con su luz brillante, iluminó el lugar.
- “¡Juntas podemos! ” dijo Lila.
Las hadas unieron sus poderes y, juntas, empezaron a brillar más intensamente. El hombrecillo quedó deslumbrado por la luz tan fuerte que apenas podía ver. Con un grito de asombro, trató de cubrirse los ojos, y el velo que mantenía a Lila atrapada se desvaneció.
- “¡Esto no se acaba aquí! ” gritó el hombrecillo mientras se alejaba, confundido.
Al final, Lila fue liberada por sus amigas y todas juntas se abrazaron emocionadas.
- “¡Lo logramos! ¡Lo hicimos juntas! ” gritó Lila llena de alegría.
Regresaron al bosque, donde celebraron su valentía y su amistad. Desde entonces, las hadas aprendieron que, aunque cada una tenía un gran don, cuando se unían, ¡podían lograr cosas aún más maravillosas!
Y así, vivieron felices en su bosque, siempre listas para ayudar a otros y defenderse del peligro, porque sabían que "entre todos, son más fuertes".
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.