El rescate de Lola



Había una vez en un hermoso jardín, una mariposa llamada Lola. Lola era conocida por ser la más veloz y valiente de todas las mariposas.

Siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás y volaba de flor en flor llevando alegría a cada rincón del jardín. Un día, mientras volaba despreocupada, un fuerte viento la arrastró lejos de su hogar. Lola se encontró perdida en un bosque desconocido, rodeada de árboles altos y oscuros.

Estaba asustada, pero recordó lo valiente que era y decidió buscar el camino de regreso. - ¡Ayuda! ¿Hay alguien ahí? -exclamó Lola, esperando encontrar a alguien que pudiera guiarla. De repente, escuchó una voz suave que le dijo:- Soy Lucía, la luciérnaga.

¿En qué puedo ayudarte? Lola explicó su situación y Lucía se ofreció a acompañarla en su viaje de regreso al jardín. Juntas emprendieron el camino, iluminando la oscuridad con la luz brillante de Lucía.

Durante su travesía, se encontraron con varios desafíos: un río caudaloso que debían cruzar, un campo lleno de espinas afiladas y una tormenta que amenazaba con apagar la luz de Lucía. Pero con valentía y trabajo en equipo lograron superar cada obstáculo.

Finalmente, después de mucho esfuerzo y determinación, llegaron al jardín donde Lola había crecido. Las demás mariposas las recibieron con alegría y gratitud por haber traído a casa a su amiga perdida.

Desde ese día, Lola aprendió que no importa cuán difíciles sean los desafíos que enfrentemos en la vida, siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos si tenemos el coraje de pedirlo.

Y así siguió volando por el jardín, llevando consigo la lección aprendida y compartiendo su luz con todos los que encontraba en su camino. Y colorín colorado este cuento ha terminado; pero recuerda: nunca temas pedir ayuda cuando te sientas perdido, porque incluso en la oscuridad más profunda siempre habrá alguien dispuesto a guiarte hacia la luz.

FIN.

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