El rescate de los amigos alados



Había una vez tres amigas llamadas Neris, Erika y Ludmila. Eran inseparables y les encantaba pasar tiempo juntas. Un día, decidieron salir de aventura a explorar la naturaleza.

Las tres amigas se encontraron en el parque y comenzaron su paseo. Caminaban entre los árboles altos y frondosos, observando las flores coloridas que adornaban el camino. El sol brillaba en lo alto del cielo, dándoles energía para seguir adelante.

De repente, escucharon un ruido extraño proveniente de un arbusto cercano. Se acercaron con curiosidad y descubrieron a un pequeño pájaro herido. Sin dudarlo, Neris tomó al pajarito en sus manos con cuidado. "¡Pobrecito! Está lastimado", exclamó Neris preocupada.

Erika sugirió llevarlo al veterinario más cercano para que le brinden ayuda médica. "Vamos rápido antes de que sea tarde". Ludmila miró alrededor y notó que estaban muy lejos del pueblo.

"Chicas, estamos muy lejos del veterinario ¿Qué hacemos?"Neris no se dio por vencida e inmediatamente recordó una historia sobre su abuelo quien decía tener conocimientos sobre animales silvestres. "Mis abuelos tienen una cabaña cerca de aquí ¡Podemos llevarlo allí!"Las chicas asintieron emocionadas ante la idea de ayudar al pajarito.

Siguiendo las indicaciones de Neris llegaron a la cabaña rodeada de árboles frutales y flores silvestres. Entraron y buscaron entre los libros de su abuelo información sobre cómo cuidar a un pájaro herido.

Después de leer varias páginas, descubrieron que el pajarito necesitaba reposo y alimento. Rápidamente, prepararon una pequeña caja con ramitas y hojas para hacerle un nido cómodo. Luego, encontraron algunas semillas y frutas para alimentarlo.

"¡Listo! Ahora solo tenemos que esperar a que se recupere", exclamó Erika contenta. Días pasaron y las chicas cuidaban del pajarito con mucho amor. Le daban alimento todos los días y le hablaban suavemente para que se sintiera seguro.

Poco a poco, el pajarito comenzó a recuperarse hasta que finalmente pudo volar nuevamente. "¡Miren chicas! ¡Puede volar!", gritó emocionada Ludmila. Las tres amigas sonrieron felices al ver al pajarito recuperado. "Hicimos un buen trabajo", dijo Neris orgullosa.

Al día siguiente, las chicas regresaron al parque donde encontraron al pajarito. Lo soltaron en un árbol alto para que pudiera vivir libremente. El pajarito les dio un último gorjeo como despedida antes de emprender su vuelo. "Gracias por ayudarme", parecía decirles con sus ojitos brillantes.

Las amigas se miraron entre sí con alegría en sus corazones. "De nada, pequeño amigo", respondió Erika con cariño. Desde aquel día, Neris, Erika y Ludmila aprendieron la importancia de cuidar a los animales y el valor de la amistad.

Continuaron explorando la naturaleza juntas, siempre dispuestas a ayudar a cualquier ser vivo que necesitara su ayuda. Y así, las tres amigas vivieron muchas aventuras más, dejando huellas de amor y bondad por donde pasaban.

FIN.

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