El rescate de Lucas



Había una vez un joven llamado Lucas que trabajaba en una tienda de mascotas. Era un muchacho muy simpático y divertido, pero también bastante torpe.

Un día, mientras limpiaba las jaulas de los pájaros, se encontró con una chica muy bonita que estaba buscando un perro. - Hola -dijo Lucas con entusiasmo-. ¿En qué puedo ayudarte? La chica le sonrió y le explicó que quería adoptar un cachorro para su hermana menor.

Lucas estaba tan nervioso que no paraba de meter la pata: tropezó con el balde del agua, chocó contra la estantería de los juguetes y hasta se golpeó la cabeza con la puerta del armario.

- Lo siento mucho -se disculpaba él cada vez que hacía algo malo. Pero la chica parecía encontrarlo adorable y se reía de sus ocurrencias. Se llamaba Sofía y era estudiante de veterinaria en la universidad cercana.

A medida que pasaban los días, Lucas iba enamorándose más y más de ella. Un día, mientras paseaban por el parque con los perros, Sofía le dijo:- Me gusta mucho estar contigo, Lucas. Eres tan divertido e ingenioso. Lucas sintió como si su corazón fuera a salirse del pecho.

- Yo también me divierto muchísimo contigo -respondió él tímidamente. Sofía lo miró a los ojos y le dio un beso suave en los labios.

Fue como si todo el mundo desapareciera a su alrededor: solo importaban ellos dos en ese momento mágico. A partir de entonces, Lucas y Sofía comenzaron a salir juntos. Iban al cine, a la playa, a los restaurantes más exóticos de la ciudad.

Y aunque Lucas seguía siendo un poco torpe, eso no importaba para su novia. Un día, mientras estaban en el parque, Sofía recibió una llamada urgente del hospital donde hacía sus prácticas. Un perro había sido atropellado por un auto y necesitaba atención inmediata.

- Tengo que irme -dijo ella con tristeza-. ¿Podrías cuidar tú de los perros hasta que vuelva? Lucas asintió con decisión. Sabía que era el momento de demostrarle a Sofía lo mucho que podía confiar en él.

Pero entonces ocurrió algo imprevisto: uno de los cachorros se escapó corriendo detrás de un gato travieso y desapareció entre los arbustos del parque. - ¡Oh no! -exclamó Lucas desesperado-.

¿Cómo le voy a explicar esto a Sofía? Se puso en marcha para buscar al perro perdido, pero parecía haberse esfumado sin dejar rastro. Pasaron las horas y la tarde empezaba a caer sobre el parque cuando Lucas escuchó unos ladridos lejanos. - ¡Eso debe ser él! -gritó emocionado-.

¡Vamos! Corrieron hacia el lugar donde venían los ladridos y encontraron al cachorro atrapado en una zanja profunda. Sin pensarlo dos veces, Lucas se metió dentro para rescatarlo. - ¡Cuidado! -advirtió Sofía desde arriba-. La pared puede derrumbarse.

Pero Lucas estaba decidido a salvar al perro. Con esfuerzo y habilidad, logró sacarlo de la zanja y llevarlo sano y salvo a los brazos de Sofía. - Eres un héroe -le dijo ella con lágrimas en los ojos-.

No sé qué haría sin ti. Lucas sonrió con orgullo. Había demostrado que era capaz de enfrentar cualquier desafío por el amor de su novia. Y eso era lo más importante para él.

Desde entonces, Lucas continuó trabajando en la tienda de mascotas y viviendo aventuras junto a Sofía. Aprendió a ser más cuidadoso y menos torpe, pero nunca dejó de ser el chico divertido e ingenioso que había conquistado su corazón desde el primer día.

FIN.

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