El rescate de Margarita



Había una vez en un hermoso jardín, un grupo de abejas muy trabajadoras que vivían felices recolectando néctar y polen para hacer miel. Entre ellas, se destacaba Margarita, una abejita curiosa y valiente que siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras exploraba los alrededores del jardín, Margarita se perdió. Voló tan lejos que no reconocía ningún lugar a su alrededor. Comenzó a sentir miedo y preocupación.

"-¡Ay, me he perdido! ¿Qué voy a hacer ahora?", pensaba angustiada. De repente, escuchó una voz suave y melodiosa que provenía de una mariposa que revoloteaba cerca de ella. "-Tranquila, pequeña abejita. Siempre hay una solución para cada problema", dijo la mariposa con calma.

Margarita le contó a la mariposa cómo se había perdido y la mariposa le sugirió buscar ayuda en el bosque cercano donde vivían las avispas.

Aunque las avispas tenían mala fama por ser traviesas y algo peligrosas, la mariposa insistió en que podrían ayudarla a encontrar el camino de regreso al jardín. Con valentía, Margarita decidió seguir el consejo de la mariposa y voló hacia el bosque donde habitaban las avispas.

Al principio, las avispas mostraron desconfianza hacia la abejita intrusa, pero Margarita les explicó con sinceridad su situación y les pidió ayuda para volver a casa. Las avispas discutieron entre ellas por un momento hasta que finalmente decidieron guiar a Margarita de regreso al jardín.

Durante el viaje de regreso, las avispas compartieron historias sobre sus vidas en el bosque y Margarita aprendió muchas cosas nuevas sobre sus vecinas menospreciadas. Finalmente, llegaron al jardín justo a tiempo para ver la puesta de sol.

Las avispas habían demostrado ser buenas compañeras y Margarita les dio las gracias con cariño antes de despedirse. Desde ese día en adelante, Margarita ya no tenía miedo de explorar nuevos lugares porque sabía que siempre podía pedir ayuda cuando lo necesitara.

Y aunque las diferencias entre abejas y avispas eran evidentes, aprendió a valorarlas por igual como parte importante del ecosistema del cual todos formaban parte.

Y así termina esta historia sobre una valiente abejita llamada Margarita que descubrió que incluso los insectos más temidos pueden convertirse en grandes aliados cuando se trata de trabajar juntos por un bien común.

FIN.

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