El rescate de Mateo



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Mateo. Mateo era conocido por ser muy desobediente y siempre hacer lo contrario de lo que le decían sus padres y maestros.

Un día, cansados de su actitud rebelde, decidieron enviarlo a vivir con su abuela en el campo durante las vacaciones de verano, con la esperanza de que aprendiera a comportarse mejor.

Al llegar a la casa de su abuela, Mateo se encontró con un hermoso jardín lleno de flores y árboles frutales. Su abuela le explicó que debía regar las plantas todos los días y cuidarlas con cariño.

Pero Mateo, como era de esperar, no le hizo caso y decidió jugar todo el día sin preocuparse por las tareas que le habían asignado. Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a la casa, Mateo se encontró con un pájaro herido. El pobre animal no podía volar y parecía necesitar ayuda.

A pesar de su rebeldía habitual, Mateo sintió compasión por el pájaro y decidió llevarlo a casa para curarlo. "-Abuela, encontré este pájaro herido en el bosque. ¿Podemos ayudarlo?", preguntó Mateo emocionado.

Su abuela sonrió y lo felicitó por su acto de bondad. Juntos cuidaron del pájaro durante varios días, dándole agua y comida hasta que finalmente pudo volar nuevamente. A partir de ese momento, algo cambió en Mateo.

Comenzó a prestar más atención a las enseñanzas de su abuela y a tomar responsabilidad en sus acciones. Se dio cuenta de que ayudar a otros seres vivos era mucho más gratificante que simplemente pensar en sí mismo.

Los días pasaron volando y llegó el momento de regresar a la ciudad para empezar un nuevo año escolar. Cuando sus padres vinieron a buscarlo, quedaron sorprendidos al ver cómo había cambiado Mateo.

"-¡Mateo! ¡Qué feliz nos hace verte tan responsable y atento! ¿Qué te pasó durante estas vacaciones?", preguntaron sus padres asombrados. "-Aprendí que cuidando del prójimo también me cuido yo mismo", respondió Mateo con una sonrisa sincera.

Desde ese día, Mateo se convirtió en un ejemplo para todos en la escuela y en el pueblo. Su actitud positiva y solidaria inspiraba a los demás a ser mejores personas cada día.

Y así fue como un niño desobediente se transformó en un joven generoso y amable gracias al poder del amor y la empatía hacia los demás.

FIN.

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