El rescate del árbol anciano



Sara estaba caminando por el bosque, saltando de roca en roca y escuchando el canto de los pájaros. De repente, vio a una mariposa con coloridas alas brillantes revoloteando a su alrededor.

Se acercó con cuidado y la mariposa se posó suavemente en su mano. "¡Hola! Soy Sasa, la mariposa mágica. ¿Cómo te llamas tú?", preguntó la mariposa con voz suave. Sara se sorprendió al escuchar hablar a la mariposa, pero no sintió miedo.

En cambio, respondió con entusiasmo: "¡Hola Sasa! Soy Sara. ¡Qué bonita eres! ¿Eres realmente mágica?""¡Claro que sí! Tengo un poder especial que puedo compartir contigo si estás dispuesta a ayudarme", dijo Sasa con una sonrisa.

Intrigada, Sara asintió emocionada por descubrir qué aventura les esperaba juntas. "¿En qué puedo ayudarte, Sasa?", preguntó Sara curiosa.

"Verás, querida Sara, hay un árbol muy antiguo en lo profundo del bosque que está perdiendo sus hojas y necesita ayuda para recuperar su vitalidad. Necesito tu ayuda para encontrar el agua pura que le devolverá la fuerza", explicó Sasa.

Sin dudarlo ni un segundo, Sara tomó la mano de Sasa y juntas emprendieron el viaje hacia el corazón del bosque. Caminaron entre árboles altos y helechos frondosos hasta llegar ante un majestuoso árbol centenario que parecía estar marchitándose lentamente. "¡Oh no! Pobrecito árbol... debemos ayudarlo", exclamó Sara preocupada.

Sasa guió a Sara hacia un arroyo cristalino escondido entre las piedras y le pidió que llenara una pequeña vasija con agua pura. Con cuidado y determinación, Sara recogió el agua fresca y regresaron al árbol anciano.

Al ver llegar a las dos amigas con el agua pura en sus manos, el árbol pareció iluminarse poco a poco. Con cada gota que caía sobre sus raíces, más fuerte se volvía hasta que finalmente comenzaron a brotar nuevas hojas verdes y brillantes.

"¡Lo logramos!", gritó emocionada Sara mientras abrazaba a Sasa y al árbol restaurado. La mariposa mágica sonrió satisfecha viendo cómo juntas habían traído nueva vida al bosque.

A partir de ese día, Sara visitaba regularmente al árbol anciano junto a su amiga Sasa para jugar bajo su sombra protectora y recordar siempre la importancia de cuidar de la naturaleza.

Y así termina nuestra historia de cómo una niña valiente junto a una mariposa mágica devolvieron la alegría al bosque gracias a su amor por todo ser vivo.

FIN.

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