El rescate del cauquén
Era un hermoso día de verano y los mellizos Santiago y Nicolás estaban emocionados por ir a pasear en su bote por el río. Empacaron sus meriendas y se pusieron sus salvavidas antes de zarpar.
Mientras navegaban, vieron algo flotando en el agua. Se acercaron para investigar y descubrieron que era un cauquén herido. El ave estaba asustada y no podía volar. -¡Tenemos que ayudarlo! -dijo Santiago, preocupado.
Nicolás sacó su teléfono celular e intentó llamar a la veterinaria del pueblo cercano, pero no había señal telefónica en ese lugar apartado del río. -Entonces tendremos que llevarlo con nosotros hasta encontrar ayuda -decidió Santiago.
Con mucho cuidado, los niños levantaron al cauquén y lo colocaron en el bote. Le dieron agua fresca para beber y le ofrecieron algunas migas de pan. El ave parecía sentirse mejor dentro del bote, pero pronto comenzó a llover fuerte.
Los mellizos se preocuparon aún más por su nuevo amigo emplumado ya que sabían que las aves no toleran bien la lluvia fría. -¡Debemos buscar refugio! -exclamó Nicolás mientras buscaba algún lugar donde resguardarse de la tormenta. Finalmente encontraron una cueva cerca del río donde pudieron protegerse de la lluvia.
Allí pasaron varias horas esperando a que amainara la tormenta mientras compartían sus provisiones con el cauquén herido. Cuando cesó la lluvia, continuaron navegando por el río buscando ayuda para el ave.
Finalmente encontraron a un guardaparque que les indicó cómo llevar al cauquén a una clínica veterinaria cercana. Los mellizos se despidieron del cauquén con lágrimas en los ojos, felices de haberlo salvado y esperanzados de que se recuperara pronto.
A medida que regresaban a casa, Santiago y Nicolás reflexionaron sobre la importancia de ayudar a otros seres vivos y cómo pequeñas acciones pueden tener grandes consecuencias. -¿Te imaginas si no hubiéramos encontrado al cauquén? -dijo Nicolás.
-Sí, pero lo importante es que lo encontramos y pudimos ayudarlo -respondió Santiago sonriendo. Los mellizos llegaron a casa cansados pero felices. Habían tenido una gran aventura juntos y habían aprendido una valiosa lección: nunca subestimes tu capacidad para hacer algo bueno por alguien más.
FIN.