El rescate del gato



Una mañana, Fran y Iara se encontraron en el recreo del colegio. Estaban sentados en un banco hablando sobre los planes para las vacaciones de invierno cuando vieron a Rubí acercarse con una sonrisa en el rostro.

- Hola chicos, ¿cómo están? - saludó Rubí. Fran y Iara la saludaron fríamente y se quedaron callados. No querían hablarle después de que ella se unió a esa secta extraña.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué están tan callados? - preguntó Rubí confundida. - Nada, solo estamos preocupados por ti - dijo Iara con tristeza en su voz. - Preocupados por mí, ¿por qué? - preguntó Rubí sin entender. - Porque te uniste a esa secta rara.

Nos alejaste y nos dejaste preocupados por tu bienestar - respondió Fran con firmeza. Rubí bajó la cabeza avergonzada.

Sabía que había perdido a sus amigos por su elección de unirse a esa secta conservadora y pensaba que era lo mejor para ella. Los días pasaron y Fran e Iara seguían evitando a Rubí. Pero una tarde, mientras caminaban juntos hacia casa, vieron algo inusual: un gato atrapado en un árbol alto.

El animal maullaba desesperadamente pidiendo ayuda y no había nadie más alrededor para ayudarlo. Iara miró a Fran con ojos suplicantes:- ¡Tenemos que hacer algo! ¡No podemos dejarlo ahí arriba! Fran asintió y juntos buscaron algo para escalar el árbol.

Finalmente encontraron una escalera vieja y oxidada detrás de una casa cercana. - Vamos, Iara, súbete en mi hombro - dijo Fran mientras colocaba la escalera bajo el árbol. Iara subió con cuidado por la escalera y logró liberar al gato.

Los dos amigos se abrazaron emocionados mientras el gato saltaba a salvo al suelo. Fue entonces cuando Rubí apareció en escena. Había estado observando desde lejos y vio cómo Fran e Iara trabajaban juntos para salvar al gato.

- Chicos, yo también quiero ayudar - dijo Rubí tímidamente. Fran e Iara se miraron entre sí sorprendidos. No esperaban que Rubí quisiera volver a ser su amiga después de todo lo que había pasado.

- Claro, necesitamos toda la ayuda que podamos obtener - respondió Fran sonriendo. Juntos, los tres amigos caminaron hacia casa con el corazón lleno de alegría. Aprendieron que trabajar juntos como equipo era mucho más importante que cualquier diferencia o creencia personal que pudieran tener.

Y así fue como Fran, Iara y Rubí volvieron a ser buenos amigos otra vez.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!