El rescate del hamster


Había una vez en Buenos Aires, una madre llamada Eva y su hijo Alexito. Alexito era un niño muy travieso y siempre estaba buscando aventuras.

Un día, encontró un hamster en el parque y decidió llevarlo a casa para cuidarlo. Eva no estaba muy contenta con la idea de tener una mascota en casa, pero no quería desilusionar a su hijo. Así que aceptó la propuesta de Alexito.

Los días pasaron y todo parecía ir bien hasta que un día, mientras Alexito jugaba con su hamster, este se escapó de su jaula y corrió por toda la casa. Eva intentó atraparlo varias veces sin éxito.

"Alexito, tienes que ayudarme a encontrar al hamster", dijo Eva preocupada. "No te preocupes mamá, yo lo encontraré", respondió Alexito confiado. Pero después de buscar por toda la casa durante horas, todavía no habían encontrado al pequeño hamster. Fue entonces cuando escucharon unos ruidos extraños en el sótano.

"Creo que lo oímos ahí abajo", dijo Eva señalando hacia las escaleras del sótano. "Yo voy primero mamá", dijo Alexito valientemente mientras bajaba las escaleras del sótano seguido por su madre.

Cuando llegaron al fondo de las escaleras vieron al pequeño hamster escondido detrás de unas cajas viejas. Sin pensarlo dos veces, Alexito se acercó lentamente para agarrar al animalillo cuando repentinamente apareció un enorme ratón frente a ellos dispuesto a atacarlos.

Eva rápidamente cogió a su hijo en brazos y lo llevó a un lugar seguro mientras el ratón se acercaba cada vez más. Pero Eva no era una madre cualquiera, ella era una madre valiente y decidida.

"Voy a atrapar al ratón", dijo Eva con determinación. Eva agarró un palo de escoba que había cerca y se enfrentó al ratón. Después de una lucha intensa, finalmente logró vencerlo y salvar a su hijo y al hamster.

"Mamá eres la mejor, gracias por cuidarme siempre", dijo Alexito emocionado mientras abrazaba a su madre. Desde ese día en adelante, Alexito aprendió la importancia del valor y el coraje que su madre tenía para protegerlo.

Y Eva aprendió lo importante que es estar allí para apoyar a su hijo en todo momento, incluso cuando eso significa enfrentarse a peligros desconocidos.

Y así termina esta historia infantil inspiradora donde queda claro que siempre debemos apreciar las acciones de nuestros seres queridos aunque sean pequeñas o grandes ya que nos ayudan en los momentos difíciles.

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