El rescate del patito valiente



Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, dos amigas muy especiales llamadas Nati y Yani. Nati era una niña alegre y curiosa, siempre lista para vivir nuevas aventuras.

Yani, por su parte, era una niña tranquila y reflexiva, que disfrutaba de la compañía de sus amigos. Un sábado por la mañana, Nati recibió una invitación especial de Yani para reunirse en el parque. Emocionada, Nati se preparó rápidamente y salió corriendo hacia el lugar acordado.

Al llegar al parque, Nati buscó a Yani entre los árboles y arbustos pero no logró encontrarla. "¿Dónde estará?", pensó preocupada. Decidió esperar un poco más antes de darse por vencida.

De repente, escuchó un ruido extraño proveniente del lago cercano. Se acercó cautelosamente y descubrió que había un patito atrapado enredado entre las ramas flotantes. Sin pensarlo dos veces, Nati se lanzó al agua para salvarlo.

Cuando finalmente logró liberar al patito y lo llevó a tierra firme, se dio cuenta de que el patito estaba asustado y tembloroso. "No te preocupes pequeñito", le dijo cariñosamente mientras lo secaba con su pañuelo.

Justo en ese momento apareció Yani corriendo hacia ellos gritando: "¡Nati! ¡Qué valiente eres!". Ambas amigas se abrazaron emocionadas mientras observaban cómo el patito recobraba fuerzas poco a poco. El patito miró a Nati y Yani con sus ojitos brillantes y parecía estarles agradeciendo.

"Creo que este patito necesita un hogar", dijo Nati, pensativa. Yani asintió con la cabeza y sugirió llevarlo al refugio de animales del parque. Mientras caminaban hacia el refugio, Nati le contó a Yani sobre su búsqueda inicial para encontrarla en el parque.

Yani se disculpó por haberse retrasado y explicó que había estado ayudando a una señora mayor a cruzar la calle. Ambas amigas llegaron al refugio de animales y entregaron al patito a los cuidadores.

Estos les aseguraron que lo cuidarían hasta encontrarle un hogar adecuado donde pudiera vivir felizmente. Nati y Yani salieron del refugio sintiéndose satisfechas por haber hecho algo bueno juntas.

Aunque no habían tenido la reunión que esperaban, se dieron cuenta de que cada uno había estado ocupado haciendo buenas acciones por separado. Desde ese día, Nati y Yani continuaron siendo grandes amigas, pero también aprendieron la importancia de ayudar a los demás sin importar las circunstancias.

Juntas descubrieron que incluso cuando las cosas no salen como planean, siempre hay oportunidades para hacer el bien. Y así, Nati y Yani siguieron viviendo aventuras emocionantes mientras dejaban huellas positivas en su comunidad.

Porque ser buenos amigos significa apoyarse mutuamente en todas las situaciones y mostrar bondad hacia los demás.

FIN.

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