El rescate del pollito
Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de árboles frondosos y colinas verdes, vivía una abuelita muy querida por todos los vecinos.
La abuelita era conocida por su amabilidad, sus deliciosas tortas caseras y por siempre tener una sonrisa cálida para regalar. Un día soleado, mientras la abuelita estaba en su cocina preparando una nueva receta de torta de manzana, escuchó un ruido peculiar proveniente de afuera.
Al asomarse por la ventana, se llevó una gran sorpresa al ver a Pájaro Loco revoloteando cerca de su jardín. La abuelita nunca había visto a Pájaro Loco tan cerca antes, siempre lo veía volar por el bosque con sus amigos pájaros.
Pero esta vez, Pájaro Loco parecía querer llamar su atención. "¡Hola, señora abuelita! ¡Soy Pájaro Loco y he venido a visitarla hoy!", trinó alegremente el colorido pájaro desde la rama de un árbol cercano.
La abuelita sonrió con ternura y le respondió: "¡Qué sorpresa tan maravillosa! ¡Bienvenido Pájaro Loco! ¿Cómo estás hoy?""Estoy muy bien gracias, señora abuelita. Me encanta volar sobre este hermoso pueblo y hoy decidí hacer una parada para saludarla", dijo Pájaro Loco batiendo sus alas con entusiasmo.
La abuelita invitó a Pájaro Loco a entrar a su acogedora casa y le ofreció un poco de migas de pan que había sobrado del desayuno.
Mientras compartían las migas, Pájaro Loco comenzó a contarle historias emocionantes sobre sus aventuras en el bosque y las travesuras que solía hacer con sus amigos pájaros. La abuelita escuchaba atentamente cada palabra de Pájaro Loco y no podía evitar reírse ante las divertidas anécdotas que contaba el travieso pajarito.
De repente, mientras ambos disfrutaban de la charla animada, escucharon un fuerte estruendo proveniente del jardín. Corrieron hacia la ventana y vieron que un gato callejero intentaba atrapar a uno de los pollitos que jugaban despreocupadamente bajo el sol.
Sin dudarlo ni un segundo, la abuelita salió corriendo hacia el jardín seguida por Pájaro Loco. Con valentía y astucia, la abuelita logró ahuyentar al gato salvando así al pequeño pollito indefenso.
Todos los vecinos que presenciaron la escena desde lejos aplaudieron emocionados ante semejante acto heroico.
Pájaro loco se posó en el hombro de la abuela y exclamó felizmente: "¡Eres increíble señora Abuela! ¡Qué valiente eres!"La Abuela sonrió humildemente mientras acariciaba a Pájaro loco: "Todos podemos ser valientes cuando se trata de proteger a quienes amamos". Desde ese día, tanto la Abuela como Pajaro loco se convirtieron en grandes amigos inseparables.
Juntos compartían momentos especiales llenos de risas, enseñanzas y aventuras inolvidables que quedaron grabadas en los corazones tanto de ellos como en todos los habitantes del pueblo.
FIN.