El rescate del Sabio Búho



Había una vez un niño llamado Juan que era muy curioso y aventurero. Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, se acercó demasiado al pozo ciego y terminó cayendo dentro.

-¡Ayuda! ¡Estoy atrapado en el pozo! -gritó Juan desesperado. Su mamá, al escuchar sus gritos, corrió hacia él y se asomó al borde del pozo.

-¡Tranquilo hijo! ¡Voy a llamar a los bomberos para que te saquen! Pero la espera fue larga y el pequeño Juan comenzó a sentir miedo y frío en la oscuridad del pozo. De repente, escuchó una voz extraña:- Hola amigo ¿cómo estás? Juan no podía creer lo que estaba pasando.

¿Había alguien más allí abajo con él? Miró hacia arriba pero sólo veía un pequeño círculo de luz. -Hola... estoy bien gracias. Pero no sé cómo salir de aquí -respondió tímidamente. -No te preocupes amigo, yo puedo ayudarte -dijo la voz misteriosa.

De repente apareció un búho sabio que se posó sobre una rama cercana al pozo.

-Yo soy Sabio Búho, ¿Cómo llegaste hasta aquí? Juan le contó todo lo que había pasado y Sabio Búho pensativo dijo:-Tienes dos opciones: puedes esperar a que los bomberos vengan o puedes intentar salir por ti mismo con mi ayuda. Juan sintió un poco de temor pero decidió confiar en el búho sabio. Éste le explicó cómo usar sus manos y pies para escalar la pared del pozo.

Juan comenzó a subir con mucho cuidado, mientras el búho le daba consejos desde arriba. La tarea no fue fácil pero gracias a la ayuda de Sabio Búho, Juan logró salir del pozo sano y salvo.

-¡Lo logré! ¡Gracias por ayudarme! -dijo Juan emocionado al abrazar al búho. -No hay nada que agradecer amigo, recuerda siempre tener cuidado en tus aventuras -respondió Sabio Búho sabiamente.

Desde ese día, Juan aprendió una valiosa lección sobre la importancia de ser precavido y también descubrió que los amigos pueden venir en las formas más inesperadas. Y así, este pequeño gran aventurero siguió explorando el mundo con más cautela pero con el mismo entusiasmo de siempre.

FIN.

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