El rescate del San Bernardo



Había una vez dos patinadores jóvenes llamados Martín y Sofía, quienes amaban deslizarse sobre el hielo con sus patines. Un día, decidieron ir a patinar en un lago congelado que estaba cerca de su casa.

-¡Mira qué bonito está el lago! -dijo Sofía emocionada mientras se ponía los patines. -Sí, es hermoso -respondió Martín, quien también estaba ansioso por empezar a patinar. Los dos amigos comenzaron a deslizarse por el hielo mientras se reían y disfrutaban del paisaje.

Sin embargo, de repente escucharon un crujido fuerte debajo de ellos y antes de que pudieran reaccionar, el hielo se rompió y cayeron al agua helada.

-¡Auxilio! ¡No puedo salir! -gritó Sofía tratando de mantenerse a flote en medio del agua fría. Martín intentó ayudarla pero no pudo sostenerla porque también estaba luchando para mantenerse a flote. La situación parecía desesperada hasta que apareció un perro San Bernardo con una botella colgando del cuello.

El perro les llevó la botella para que pudieran beber algo caliente y recuperar fuerzas. Después de varios minutos, llegó un grupo de rescatistas en motos de nieve para sacarlos del agua.

Los dos amigos estaban muy asustados pero al mismo tiempo muy felices porque habían sido salvados gracias al perro San Bernardo y los rescatistas.

A partir de ese día, Martín y Sofía aprendieron la importancia de tener precaución cuando se trata de deportes extremos y de siempre estar preparados para cualquier situación de emergencia. También decidieron que iban a hacer una donación a la organización que entrenó al perro San Bernardo, como una forma de agradecerle por su ayuda.

Desde ese día en adelante, Martín y Sofía se convirtieron en dos patinadores más responsables y conscientes del peligro que puede haber en el hielo. Y siempre recordarán con cariño al perro San Bernardo que los salvó aquel día frío y nevado.

FIN.

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