El rescate del sapo


En el colegio San Martín de la ciudad de Buenos Aires, las profesoras Raquel, Marta y Ana José eran muy queridas por sus alumnos.

Cada una tenía su propio estilo educativo pero todas compartían una misma pasión: enseñar a los niños. Un día, mientras preparaban el material para la clase del día siguiente, escucharon un ruido extraño que venía del aula contigua. Decidieron ir a investigar juntas y se encontraron con una sorpresa inesperada.

- ¡Miren esto! -exclamó Raquel señalando hacia una esquina del salón. Allí había un pequeño sapo atrapado en una bolsa de plástico. Los ojos de los tres animales parecían suplicar ayuda y las profesoras no pudieron resistirse a rescatarlo.

- Debemos llevarlo al patio para liberarlo -dijo Ana José con determinación-. No podemos permitir que siga sufriendo así. Las tres mujeres corrieron hacia el patio llevando al sapo en brazos.

Una vez allí lo liberaron y observaron cómo saltaba felizmente hacia la libertad. Este acto generoso hizo que sus alumnos aprendieran sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y proteger nuestra fauna local. Pero eso no fue todo lo que aprendieron ese día.

Al volver al aula, descubrieron que alguien había dejado un mensaje en el pizarrón: "Gracias por salvarme". Las profesoras se miraron sorprendidas y emocionadas al mismo tiempo. - Esto demuestra que nuestras acciones pueden hacer la diferencia -dijo Marta sonriendo-.

Y no solo para los seres humanos sino también para nuestros amigos animales. A partir de ese día, los niños del colegio San Martín se comprometieron a cuidar el medio ambiente y a respetar la vida de todas las criaturas que habitan nuestro planeta.

Y las profesoras Raquel, Marta y Ana José se convirtieron en un ejemplo inspirador para todos ellos. Porque enseñar no es solo transmitir conocimientos sino también valores y actitudes que nos hagan mejores personas.

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