El rescate en el Parque Robaina



En la ciudad de Florida vivía Francesca, una bebé de tan solo 2 meses de edad. Junto a ella estaban su padre Agustín, su madre Vale, su madrina Andy, su abuelo Augusto y su abuela Yani.

Decidieron pasar un precioso día en el Parque Robaina de Florida, llevando consigo todo lo necesario para disfrutar juntos junto al río. El sol brillaba en lo alto del cielo mientras la familia se adentraba en el parque.

Francesca estaba envuelta en una mantita rosada y tenía puesta una gorrita para protegerse del sol. Todos estaban emocionados por pasar tiempo juntos al aire libre.

- ¡Miren qué lindo lugar! -exclamó Vale señalando el río que fluía sereno a través del parque. - Sí, es perfecto para que Francesca sienta la naturaleza -dijo Agustín con una sonrisa. Augusto y Yani desplegaron una manta sobre la hierba verde y comenzaron a sacar los juguetes de Francesca.

Andy preparó unas botellas con agua para mantener a todos bien hidratados. Francesca miraba todo con sus grandes ojos curiosos, fascinada por los árboles moviéndose con la brisa y el sonido del agua corriendo por el río.

- ¡Vamos a explorar un poco más cerca del agua! -propuso Andy emocionada. Todos asintieron y se dirigieron hacia el borde del río. De repente, escucharon un pequeño llanto proveniente de unos arbustos cercanos. - ¿Qué será eso? -preguntó Vale preocupada.

Augusto se acercó lentamente a los arbustos y allí encontró a un cachorro de zorro atrapado entre las ramas. - ¡Pobrecito! Necesita ayuda -exclamó Yani angustiada. Con cuidado, Augusto liberó al cachorro y lo sostuvo en sus manos.

El pequeño animal parecía asustado pero pronto se tranquilizó al sentir el calor humano. - Creo que este pequeño amigo necesita nuestra ayuda para encontrar a su mamá -dijo Augusto con ternura.

Decidieron seguir al cachorro hasta que lo vieron reunirse con su madre en un claro del bosque cercano. La mamá zorra miró a la familia con gratitud antes de llevarse a su cría lejos de allí.

- ¡Qué bonito gesto! Nunca olvidaremos este día tan especial -comentó Andy emocionada mientras volvían a la manta en medio del prado verde. La familia se sentó junta compartiendo risas y merendando bajo la sombra de un gran árbol.

Francesca bostezaba feliz entre brazos amorosos mientras el sol comenzaba a ponerse en el horizonte pintando el cielo de tonos anaranjados y rosados. - Ha sido un día maravilloso junto al río, lleno de aventuras inolvidables -dijo Agustín abrazando a Vale y a Francesca con cariño.

Y así terminó ese hermoso día familiar en el Parque Robaina donde descubrieron que estar juntos era lo más importante, cuidar de los animales era fundamental y disfrutar de la naturaleza era imprescindible para alimentar el alma.

Con corazones plenos regresaron a casa sabiendo que tenían muchos más días felices por vivir juntos como esa bella familia que eran.

FIN.

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