El rescate en el río de hielo
En un frío día de invierno, un grupo de niños estaba disfrutando de la nieve, haciendo guerras de pelotas de nieve y construyendo muñecos de nieve. Entre ellos estaba Pablo, un niño muy valiente y curioso. Estaban jugando tan felices que no se dieron cuenta de que estaban cerca de un río congelado. De repente, el piso se rompió y Pablo cayó en el agua helada.
- ¡Pablo, no te muevas! -gritó Martina, la más astuta del grupo, mientras los demás corrían en busca de ayuda.
- ¡Ayuda, ayuda! -gritaban desesperados a los adultos, pero la corriente llevaba a Pablo cada vez más lejos. Sin embargo, ellos no se rindieron y buscaron desesperadamente algo para salvarlo.
- ¡Aquí, usen estas ramas para hacer un puente! -exclamó Lucas, y todos juntos intentaron alcanzar a Pablo con las ramas, pero era muy peligroso.
- ¡Aguanta, Pablo, estamos haciendo todo lo posible para sacarte! -gritó Valentina, pero Pablo, asustado, no sabía cómo aguantar más.
De repente, apareció Federico, el perro de la familia de Martina, quien había ido a buscar ayuda. Con su agilidad y olfato, logró llegar hasta Pablo y lo empujó suavemente hacia el puente de ramas. Los niños sujetaron a Pablo y, con mucho esfuerzo, lo sacaron del río.
Después de este susto, los niños aprendieron lo importante que es estar alerta en lugares peligrosos, a no rendirse y a trabajar en equipo para solucionar los problemas. Además, prometieron nunca más acercarse al río sin la supervisión de un adulto.
Desde ese día, siempre recordaron a Federico como un verdadero héroe, un amigo fiel que los ayudó en un momento muy difícil.
FIN.