El rescate frutal de Pedro



A Pedro, un niño de 8 años, le encantaba comer galletas de chocolate. Era su dulce favorito y nunca se cansaba de saborear cada mordisco.

Su madre, preocupada por la alimentación saludable de su hijo, siempre le decía que también debía comer frutas para tener energía y vitaminas. "Pedrito, las galletas están muy ricas, pero recuerda que la fruta es importante para tu crecimiento", le decía su mamá con cariño.

Pero Pedro siempre respondía con desgano: "¡No quiero comer fruta! Las galletas son mucho más deliciosas". Su mamá intentó varias estrategias para convencerlo de lo contrario.

Le mostró libros llenos de imágenes coloridas de diferentes frutas y hasta le preparó una ensalada fresca con trozos jugosos de manzana, naranja y banana. Sin embargo, Pedro seguía negándose a probarlas. Pareciera que nada podía hacer cambiar sus gustos tan arraigados por las galletas.

Un día soleado y caluroso en el cual la mamá estaba ocupada en el jardín regando las plantas, ocurrió algo inesperado. Mientras jugaba cerca del árbol donde colgaban los racimos maduros de uvas moradas y jugosas, Pedro escuchó un ruido extraño proveniente del follaje.

Curioso como era él, decidió investigar qué podía estar pasando allí arriba entre las hojas verdes. Subió al árbol con cuidado hasta llegar a una pequeña rama donde encontró a un pajarito herido. El pajarito tenía una alita lastimada y no podía volar.

Pedro sintió una gran tristeza en su corazón al verlo así, y sin pensarlo dos veces, decidió ayudarlo. Con mucho cuidado, llevó al pajarito hasta su casa y buscó un lugar cómodo para que se recuperara.

Mientras tanto, le dijo a su mamá lo ocurrido. "Mamá, encontré a este pajarito herido en el árbol. ¿Podemos cuidarlo hasta que se sienta mejor?"Su mamá sonrió y asintió. Juntos buscaron una caja acolchada con algodón para hacer de nido temporal del pequeño animalito.

Días pasaron y el pajarito comenzó a recuperarse lentamente gracias a los cuidados de Pedro y su mamá. Durante ese tiempo, Pedro aprendió que la fruta era muy importante para la salud del ave.

"Mamá, necesitamos darle frutas al pajarito para que se ponga fuerte", dijo Pedro emocionado por haber encontrado una solución al problema. Y así fue como empezaron a preparar pedacitos de manzana dulce y jugosa para alimentar al pajarito cada día.

Pedro estaba feliz porque ahora entendía lo valiosa que era la fruta no solo para él sino también para sus amigos animales. El día en que el pajarito finalmente pudo volar nuevamente llegó más rápido de lo esperado.

El pequeño animal batió sus alas con fuerza y alegría mientras despedía agradecido a Pedro y su mamá desde el jardín. Pedro miraba maravillado cómo el ave se alejaba hacia el cielo azul mientras comía algunas uvas moradas que habían quedado en el árbol.

Desde aquel día, Pedro cambió su actitud hacia la fruta. Ahora entendía que no solo era deliciosa, sino también muy beneficiosa para su salud y la de los demás seres vivos. "Mamá, a partir de ahora comeré frutas todos los días.

Además de estar ricas, me dan energía y ayudan a mis amigos animales", dijo Pedro con una sonrisa llena de satisfacción.

Y así, Pedro aprendió la importancia de llevar una alimentación balanceada y descubrió que las galletas de chocolate podían ser deliciosas como un premio ocasional, pero que las frutas eran sus aliadas para crecer fuerte y saludable.

Desde entonces, cada vez que veía una bandeja repleta de galletas recordaba al pajarito volando libremente gracias a su amor por las frutas.

FIN.

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