El rescate musical de Ana y Elsa


Ana y Elsa estaban muy emocionadas por ir al recital de Lady Gaga, pero se dieron cuenta de que para llegar hasta allí debían cruzar un bosque muy grande.

Las dos amigas no sabían cómo hacerlo, así que decidieron buscar ayuda. En su camino, encontraron a un zorro muy simpático llamado Tito. Él les preguntó hacia dónde iban y las chicas le contaron su plan.

Tito se ofreció a guiarlas a través del bosque y ellas aceptaron con gusto. Mientras caminaban, Ana y Elsa comenzaron a jugar con Tito, saltando sobre los troncos caídos y corriendo detrás de él. Pero en un momento dado, el zorro desapareció repentinamente. "¡Tito! ¿Dónde estás?", gritó Ana preocupada.

"Tranquila Ana, seguro que pronto aparecerá", dijo Elsa tratando de calmarla. Después de unos minutos buscándolo sin éxito, las chicas continuaron su camino solas.

Pero pronto se dieron cuenta de que habían tomado el camino equivocado y ahora estaban perdidas en medio del bosque. "¿Qué hacemos ahora? ¡No podemos perder el recital!", exclamó Ana angustiada. Elsa intentaba tranquilizarla mientras pensaba en una solución cuando escucharon un ruido extraño detrás de ellas.

Al girarse vieron a un búho gigante posado sobre una rama cercana. "Hola chicas ¿necesitan ayuda?", preguntó el búho con voz grave. Las chicas asintieron emocionadas ante la idea de encontrar finalmente una salida del bosque.

El búho se ofreció a llevarlas en su lomo, pero les advirtió que debían tener cuidado de no caerse. Así, Ana y Elsa montaron sobre el búho y comenzaron a volar por encima del bosque.

Las chicas se emocionaron al ver las copas de los árboles desde arriba y gritaban emocionadas cada vez que pasaban por encima de un río o una cascada. Finalmente, llegaron al otro lado del bosque donde Luisa las estaba esperando para ir juntas al recital de Lady Gaga.

Las tres amigas se abrazaron felices por haber superado la aventura juntas. "¡Gracias por ayudarnos!", dijeron Ana y Elsa al búho antes de despedirse.

"De nada chicas ¡Fue un placer! ¡Nos vemos en el próximo recital!", respondió el búho con una sonrisa mientras emprendía su vuelo hacia el horizonte. Ana, Elsa y Luisa se dieron cuenta de que habían aprendido mucho durante su aventura.

Aprendieron a pedir ayuda cuando la necesitaban, a jugar juntas sin importar las dificultades del camino y a confiar en nuevas amistades como Tito el zorro y el búho gigante. Desde ese día, las chicas recordarían esa aventura como algo inolvidable que fortaleció aún más su amistad.

Y siempre estarían dispuestas a enfrentar nuevos retos juntas en sus futuras aventuras.

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