El resfriado compartido


En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza vivían Paco, Erick y María, tres amigos inseparables que siempre estaban dispuestos a divertirse juntos.

Un día, Paco se levantó con fiebre y tos, pero decidió ir a la escuela igualmente porque no quería perderse de jugar con sus amigos. Al llegar a la escuela, la maestra notó que Paco estaba enfermo y le pidió amablemente que se pusiera un cubrebocas para proteger a los demás niños.

Pero Paco, terco como era, hizo caso omiso y se fue directamente al patio a buscar a Erick. - ¡Hola Erick! ¿Quieres jugar al fútbol? - dijo Paco emocionado. - Claro Paco, pero ¿por qué no tienes puesto el cubrebocas? - preguntó Erick preocupado.

- No pasa nada amigo, solo es un resfriado. Vamos a divertirnos - respondió Paco sin pensar en las consecuencias de su actitud descuidada. Así pasaron la mañana jugando sin precauciones hasta que llegó el momento del recreo.

Fue entonces cuando María se acercó para unirse al grupo. - Hola chicos, ¿qué están haciendo? - saludó María sonriente. - Estamos jugando al fútbol, únete con nosotros - invitó Erick animadamente.

María aceptó encantada y pronto los tres amigos estaban corriendo y riendo juntos. Sin embargo, lo que ellos no sabían era que Paco había contagiado involuntariamente su resfriado a sus amigos por no seguir las medidas de prevención adecuadas.

Días después, tanto Erick como María empezaron a sentirse mal: fiebre alta, tos persistente y malestar general. Preocupados por su estado de salud, decidieron ir al médico quien les confirmó que tenían el mismo virus que tenía Paco. Mientras tanto en casa de María...

- Mamá, me siento muy mal... creo que también te he contagiado - confesó María entre lágrimas mientras abrazaba a su madre preocupada.

La mamá de María la consoló cariñosamente y luego tomaron juntas todas las medidas necesarias para cuidar su salud y evitar contagiar a más personas en casa o en el pueblo.

A partir de esa experiencia tan difícil e inesperada para los tres amigos y la mamá de María; aprendieron una importante lección sobre la importancia de cuidar no solo nuestra propia salud sino también la de los demás. Comprendieron que seguir las indicaciones médicas y tomar precauciones simples como usar cubrebocas cuando estamos enfermos puede marcar una gran diferencia en evitar propagar enfermedades innecesariamente.

Desde entonces, Paco siempre llevaba consigo su cubrebocas cuando estaba enfermo o cerca de personas vulnerables; mientras Erick y María aprendieron a ser más conscientes del impacto positivo que pueden tener acciones tan simples como lavarse las manos frecuentemente o mantener distancia social cuando es necesario.

Y así, entre risas compartidas e historias vividas juntos; estos tres amigos demostraron cómo incluso en tiempos difíciles podemos encontrar oportunidades para crecer personalmente y fortalecer nuestros lazos afectivos cuidándonos mutuamente con responsabilidad y empatía.

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