El respeto en la hora del almuerzo



Había una vez en una escuela llamada "El Solcito", un grupo muy especial de compañeros de clase. Claudia, Samuel, Marta, Oliver, Arianna, Fabio, Álvaro, Adam, Daniela y Alan eran inseparables.

Siempre jugaban juntos durante los recreos y se divertían muchísimo. Un día soleado mientras estaban en el patio de la escuela, decidieron compartir su almuerzo como lo hacían siempre.

Cada uno tenía algo delicioso para comer: Claudia tenía una sándwich de jamón y queso; Samuel traía unas galletas caseras; Marta llevaba una manzana jugosa; Oliver había preparado unos ricos nuggets de pollo; Arianna compartía su ensalada fresca; Fabio tenía unas papas fritas crujientes; Álvaro traía zanahorias picadas con dip; Adam llevaba un batido refrescante; Daniela compartía su barra energética y Alan tenía unas uvas dulces.

Todos estaban emocionados por probar los diferentes bocados que habían llevado al recreo ese día. Pero justo cuando iban a empezar a comer, ocurrió algo inesperado.

Mientras Claudia le daba un bocado a su sándwich, sin querer mordió el dedo de Oliver. -¡Ay! ¡Claudia me mordiste! -exclamó Oliver sorprendido y dolorido. Enseguida todos se preocuparon por lo que había pasado. La maestra que estaba cerca también se acercó rápidamente al ver la situación.

-¿Qué ha pasado aquí? -preguntó la maestra con voz seria. -Claudia me mordió sin querer, maestra. Fue un accidente -explicó Oliver con lágrimas en los ojos.

La maestra miró a Claudia y le preguntó:-¿Por qué mordiste a Oliver? Claudia se sintió muy culpable por lo que había ocurrido y dijo apenada:-Fue un accidente, maestra. No fue mi intención hacerle daño a Oliver.

La maestra reflexionó unos segundos y luego les habló al grupo de amigos:-Chicos, entiendo que fue un accidente, pero es importante recordar que debemos tener cuidado cuando compartimos nuestra comida. Todos tenemos diferentes gustos y necesidades alimenticias. Es fundamental respetar el espacio personal de cada uno al momento de compartir nuestros bocados.

Los niños asintieron con la cabeza, entendiendo el mensaje de su maestra. A partir de ese día, decidieron ser más conscientes al compartir sus alimentos durante los recreos.

Cada uno aprendió a cortar su comida en pedazos pequeños antes de ofrecerla a sus amigos para evitar incidentes similares. Además, hicieron una actividad especial en la clase donde investigaron sobre las preferencias alimenticias de cada compañero.

Descubrieron que algunos eran vegetarianos, otros tenían alergias alimentarias y algunos simplemente no les gustaba ciertos tipos de comida. Esto les ayudó a entender mejor las necesidades individuales de cada uno y respetarlas. Con el tiempo, Claudia se disculpó nuevamente con Oliver por haberlo lastimado sin querer aquel día en el recreo.

Oliver aceptó la disculpa y comprendió que fue solo un accidente. Desde aquel incidente, los compañeros continuaron disfrutando de sus recreos juntos, pero ahora con una mayor conciencia y respeto hacia los demás.

Aprendieron la importancia de considerar las necesidades y gustos de cada uno al compartir su comida. Y así, el grupo de amigos de "El Solcito" demostró que a través del respeto y la empatía, se puede construir una amistad sólida y duradera.

Juntos aprendieron una valiosa lección que llevarían consigo durante toda su vida: siempre ser conscientes y respetuosos al compartir nuestros bocados.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!