El respeto por el cuerpo
En lo más profundo de la selva vivían el sapo y la serpiente, dos amigos inseparables que siempre se divertían juntos.
Un día, mientras exploraban un nuevo rincón de la selva, se encontraron con el árbol de los deseos, un árbol místico que según la leyenda concedía un deseo a quien lo encontrara. Emocionados, el sapo y la serpiente se acercaron al árbol y pidieron su deseo.
El árbol les habló en un susurro mágico: 'Deseen con todo su corazón y su deseo se cumplirá, pero cada uno recibirá su deseo en una forma inesperada'.
El sapo, sin dudarlo, pidió tener las patas más largas, para poder saltar más alto y la serpiente pidió tener una piel más brillante y hermosa. Al día siguiente, el sapo se despertó y descubrió que ahora tenía patas largas, pero su cuerpo seguía siendo pequeño y rechoncho.
La serpiente, por su parte, se miró en el río y vio que su piel era brillante, pero su cuerpo se había vuelto más delgado y débil. Confundidos, los amigos entendieron que sus deseos habían sido concedidos, pero no de la forma que esperaban.
Comprendieron que debían aprender a valorar y respetar sus cuerpos tal como eran, sin desear cambiar lo que la naturaleza les había dado. Desde ese día, el sapo y la serpiente prometieron cuidar, respetar y amar sus cuerpos, aceptándolos tal como eran.
Y así vivieron felices, recordando siempre la lección del árbol de los deseos.
FIN.