El Resplandor de Materia



En el reino de Materia, donde todo brillaba con los colores del arcoíris, vivía una niña llamada Lila. Lila amaba pasear por los jardines florecientes, escuchar el canto de los pájaros y correr descalza por las praderas. Un día, mientras jugaba, notó que algo extraño estaba sucediendo. Una sombra oscura, como una nube de tormenta, se acercaba lentamente. Los ríos empezaron a secarse y los árboles, antes llenos de hojas y flores, comenzaron a marchitarse.

"¿Qué está pasando? !", preguntó angustiada Lila a su amigo Tito, un pequeño sapo que siempre la acompañaba.

"No lo sé, Lila, pero esto no puede seguir así", respondió Tito, mirando preocupado.

Lila decidió que debía hacer algo. Junto con Tito, se embarcaron en una aventura para descubrir la fuente de la sombra oscura. Al pasar por el Bosque de los Susurros, se encontraron con una antigua tortuga llamada Donato.

"Sabía que vendrían", dijo Donato con voz pausada. "La sombra es el resultado del olvido. La gente ha dejado de cuidar sus sueños y esperanzas".

"¿Olvidar los sueños?", preguntó Lila con asombro. "¿Cómo podemos recuperar la luz?"

"Debemos recordar juntos. Necesitan unirse y compartir sus sueños y buenos deseos", explicó Donato.

Lila y Tito se despidieron de Donato e hicieron un plan. Se reunirían con todos los habitantes del reino en la plaza central para recordar sus sueños. Al llegar el día, un gran número de personas se juntó, pero había muchos que se sentían desanimados.

"¿Y qué podemos hacer?", murmuraba una anciana del lugar, con la mirada baja.

"¡Recordemos juntos!", gritó Lila con entusiasmo. "Cada uno dirá un sueño que tiene, para que así la luz vuelva al reino".

Con la voz temblorosa, el primero en hablar fue el jardinero, que soñaba con un jardín mágico que nunca marchitara. Luego, una niña que deseaba que el río volviera a fluir. Cuando todos empezaron a compartir sus sueños, poco a poco, una luz comenzó a brillar, como una chispa de esperanza.

Pero de repente, la sombra oscura se intensificó. Una figura apareció entre las nubes, era el Guardián del Olvido, un ser triste que nunca había conocido la alegría de soñar.

"¿Por qué me molestan?", preguntó el Guardián con una voz profunda.

"¡Nosotros compartimos nuestros sueños!", respondieron todos juntos.

"No saben lo que están haciendo. El olvido es mi hogar", dijo el Guardián, pero su voz tembló, como si también anhelara algo más.

Lila se armó de valor y se acercó.

"¿Por qué no te unes a nosotros?", le preguntó. "Todos tenemos sueños, incluso tú. ¡Puedes soñar con nosotros!"

"Yo no sé soñar...", respondió el Guardián, dejando caer una lágrima oscura que se transformó en una hermosa flor.

"Contamos contigo", insistió Lila, extendiendo su mano.

El Guardián miró a Lila, sus ojos reflejaron una luz que nunca había sentido. Con un profundo suspiro, se unió a ellos y juntos comenzaron a compartir sus sueños. Al hacerlo, la sombra se dispersó y el reino recuperó su esplendor. Los ríos fluyeron, los árboles reverdecieron, y un arcoíris brilló en el cielo de Materia.

Desde ese día, cada año, los habitantes de Materia celebran el Día de los Sueños, donde todos, grandes y chicos, se reúnen para compartir sus esperanzas.

"Nunca olviden soñar", les dice Lila a los niños de la plaza, mientras Tito canta alegremente junto a ella.

Y así, el reino de Materia aprendió que cada sueño tiene el poder de iluminar hasta la sombra más oscura.

FIN.

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