El reto del conejo y la liebre



Había una vez un conejo muy rápido y ágil que vivía en un bosque encantado. Un día, mientras saltaba por el bosque, se encontró con una liebre que se jactaba de ser la más veloz de todas.

-¡Eh, conejo! -exclamó la liebre con arrogancia- ¿Crees que eres más rápido que yo? ¡Te reto a una carrera hasta el viejo roble! El conejo, seguro de su velocidad, aceptó el reto con entusiasmo. -Está bien, liebre.

¡Te demostraré que soy el más veloz de todos! -respondió el conejo con determinación. La liebre y el conejo se prepararon para la gran carrera. Todos los animales del bosque se reunieron para ver quién sería el vencedor.

La liebre y el conejo tomaron sus posiciones de partida y, al sonido del silbato, salieron disparados. La liebre, confiada en su rapidez, corrió a toda velocidad mientras el conejo se esforzaba por mantener el ritmo.

A mitad de carrera, la liebre se detuvo para descansar, segura de que tenía suficiente ventaja sobre el conejo. Mientras tanto, el conejo siguió corriendo sin cansarse, determinado a no rendirse. Cuando la liebre finalmente decidió continuar la carrera, se sorprendió al ver al conejo muy cerca de la meta.

Con un último esfuerzo, el conejo cruzó la línea de llegada antes que la liebre, ganando la carrera. Todos los animales del bosque aplaudieron y felicitaron al conejo por su valentía y determinación.

Desde ese día, la liebre aprendió que la velocidad no lo es todo, y el conejo supo que con esfuerzo y perseverancia, se pueden lograr grandes cosas.

FIN.

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