El retrato mágico de Sofía



Había una vez en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, una nena llamada Sofía. Desde muy chiquita le encantaba dibujar y pintar todo lo que veía a su alrededor.

Pasaba horas y horas con sus lápices de colores y acuarelas creando verdaderas obras de arte en su cuaderno. Un día, mientras paseaba por el parque del pueblo, Sofía se encontró con un viejito muy triste sentado en un banco.

Se acercó a él y le preguntó qué le pasaba. El viejito le contó que extrañaba mucho a su hija que vivía lejos y que no podía verla tan seguido como quisiera.

Sofía sintió mucha empatía por el viejito y decidió hacerle un regalo especial para alegrarlo: ¡un retrato de su hija! Corrió a su casa, agarró sus pinturas y se puso manos a la obra. Pasaron las horas y Sofía terminó el retrato con tanto detalle que parecía una fotografía.

Al día siguiente, llevó el retrato al parque y se lo entregó al viejito. Al verlo, sus ojos se llenaron de lágrimas de emoción. "¡Es ella! ¡Es mi hija!"- exclamó abrazando a Sofía con fuerza.

A partir de ese momento, el viejito visitaba todos los días a Sofía en su casa para verla pintar y contarle historias sobre su vida.

La nena aprendió mucho escuchando al viejito y cada historia nueva la inspiraba para crear cuadros aún más hermosos. Un día, el pueblo organizó una feria de arte donde los artistas locales podían exponer sus obras. Sofía decidió participar con algunos de sus cuadros y el viejito la acompañaría orgulloso. La feria fue todo un éxito.

Los cuadros de Sofía cautivaron a todos los visitantes por su talento y creatividad. Al final del día, uno de los cuadros se vendió por una buena suma de dinero.

El dinero obtenido fue donado para ayudar a mejorar la plaza del pueblo, convirtiéndola en un lugar más colorido y lleno de vida. Sofía siguió pintando con amor e ilusión, inspirando a todos a su alrededor a seguir sus sueños sin importar la edad ni las circunstancias.

Y así, la nena que tanto le gustaba pintar demostró que con pasión, esfuerzo y generosidad se pueden cambiar vidas y embellecer el mundo.

FIN.

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