El Rey Corona y la Gran Aventura de Agua y Comida



Había una vez, en un reino muy lejano llamado Aguasaladas, un rey llamado Rey Corona. Este rey no era un rey común y corriente, ya que tenía un gran amor por la naturaleza y siempre procuraba cuidar el agua y la comida de su reino.

Un día, mientras paseaba por su jardín, Rey Corona se encontró con un grupo de niños que estaban llenos de energía, pero tenían hambre y sed. Uno de los niños, llamado Lucas, se acercó y le dijo:

"¡Rey Corona! Tenemos tanta hambre y tenemos ganas de hacer algo divertido, como correr y saltar. Pero no hay suficiente comida ni agua en el pueblo. ¿Podemos hacer algo?"

El Rey Corona se sintió apenado por sus palabras. Había notado que algunas de las fuentes del pueblo se habían secado y la cosecha no había sido buena este año. Mirando a los niños con determinación, respondió:

"¡Claro que sí! Vamos a buscar una solución. Nos embarcaremos en una gran aventura para encontrar un lugar mágico donde haya agua y comida en abundancia."

Los niños, emocionados, comenzaron a saltar de alegría y a correr alrededor del Rey, quien les explicó que el camino no sería fácil. Tendrían que cruzar el misterioso Bosque Verde, escalar la Montaña Azul y atravesar el Desierto Amarillo.

"¡No importa! ¡Podemos hacerlo, Rey Corona!", gritó una niña llamada Sofía, llenándose de energía.

Así, el Rey Corona y los niños se pusieron en marcha. En el Bosque Verde, se encontraron con un búho sabio que les advirtió:

"Para encontrar el agua y la comida, deberán resolver un acertijo. Solo así podrán continuar."

El búho les dijo:

"¿Qué es lo que siempre corre pero nunca camina, tiene una boca pero nunca habla y tiene un lecho pero nunca se duerme?"

Los niños pensaron y pensaron. Después de un rato, Lucas exclamó:

"¡Es el río!"

"Correcto" , dijo el búho. "Pueden continuar. El río los llevará a la Montaña Azul."

Feliz de haber resuelto el acertijo, el grupo siguió su viaje. Al llegar a la Montaña Azul, se encontraron con un anciano que protegía una gran puerta. El anciano tenía una mirada profunda y amable.

"¿Quiénes son ustedes y qué desean?", preguntó con voz grave.

Rey Corona respondió:

"Venimos en busca de agua y comida para nuestro pueblo."

El anciano les dijo:

"Para entrar, deben demostrar su valentía. Necesitan saltar todos juntos desde aquí hasta la bandera que está al otro lado del campo. Si lo logran, se les permitirá pasar."

Mientras los niños temblaban, Sofía se acercó y dijo:

"¡Podemos! Juntos podemos lograrlo. ¡Contemos hasta tres!"

Los niños se colocaron en fila y comenzaron a contar.

"Uno, dos, tres... ¡SALTEN!"

Mientras saltaron, sus corazones latían fuerte. Todos aterrizaron en la bandera con gran éxito.

"¡Lo logramos!", gritaron al unísono, llenos de felicidad. El anciano sonrió y les permitió entrar.

Dentro, encontraron un lago mágico lleno de agua fresca y un jardín de frutas y verduras. Rey Corona estaba extasiado.

"¡Es maravilloso! Nunca había visto algo así. Ahora podemos volver y ayudar a nuestro pueblo."

Y así, Rey Corona y los niños llenaron sus cántaros con agua y recolectaron frutas y verduras. Cuando regresaron a Aguasaladas, todos festejaron la llegada de la comida y agua. Todos fueron parte del trabajo para cuidar el entorno y asegurarse de que nunca faltara alimento ni agua en su reino.

"¡Gracias, Rey Corona!", dijeron los niños, muy alegres.

"No solo yo, sino que todos, juntos, hicimos esto posible. Nunca dejen de correr y saltar por un mundo mejor. ¡Y siempre cuiden la naturaleza!", contestó el rey sonriendo.

Desde entonces, el reino de Aguasaladas nunca olvidó esa aventura y aprendieron a cuidar y valorar sus recursos. Y cada año, organizaron una gran carrera y salto para celebrar el Día de la Agua y la Comida, recordando que unidos siempre podrían lograr lo imposible.

FIN.

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