El Rey Cuervo y los Pavos Reales


En un reino lejano, vivía el Rey de los Cuervos Kutshi. A pesar de ser querido y admirado por su pueblo, Kutshi se sentía infeliz.

Siempre había soñado con conocer el pueblo de los Pavos Reales, famosos por sus bellos colores y elegancia. Una noche, sin que nadie lo viera, decidió emprender ese viaje tan anhelado. Con gran determinación, Kutshi voló en silencio hacia el pueblo de los Pavos Reales.

Al llegar a las afueras del lugar, se transformó mágicamente en un cuervo común para pasar desapercibido entre los habitantes del pueblo. Al adentrarse en la colorida aldea de los Pavos Reales, Kutshi quedó maravillado por la belleza que lo rodeaba.

Los pavos caminaban con gracia y lucían plumajes resplandecientes que brillaban bajo la luz de la luna. Kutshi se acercó a un grupo de pavos que estaban compartiendo historias y risas alrededor de una fogata.

"-Hola amigos, ¿puedo unirme a ustedes?", preguntó tímidamente el cuervo disfrazado. Los pavos lo miraron sorprendidos pero aceptaron su compañía amablemente. Uno de ellos llamado Plumas Doradas le dijo: "-Claro amigo cuervo, ¿cómo te llamas?".

"-Soy Kutshi", respondió el Rey Cuervo con una sonrisa oculta bajo su disfraz. Durante esa noche mágica, Kutshi compartió momentos inolvidables con los Pavos Reales. Escuchó sus canciones melodiosas y aprendió sobre su cultura y tradiciones. Se sintió parte de algo especial y único.

Sin embargo, cuando comenzaba a amanecer, uno de los pavos notó algo extraño en el cuervo recién llegado. Con cuidado retiró una pequeña pluma negra que asomaba entre las doradas plumas del supuesto cuervo común...

¡Descubriendo así la verdadera identidad del Rey Kutshi! Todos quedaron atónitos al reconocer al ilustre visitante entre ellos.

Pero en lugar de enfadarse por la mentira del disfraz, Plumas Doradas exclamó: "-¡Kutshi! ¡Eres bienvenido entre nosotros siempre!"El Rey Kutshi se quitó finalmente el disfraz y reveló su identidad real ante todos los presentes. Explicó cómo había deseado conocer su pueblo y experimentar esa conexión especial que solo encontraba allí.

Los Pavos Reales recibieron a Kutshi con alegría y gratitud por haber compartido su tiempo con ellos sinceramente. Juntos celebraron la diversidad y la amistad más allá de las diferencias externas. Desde entonces, el Rey Kutshi visitaba regularmente el pueblo de los Pavos Reales como un amigo cercano.

Aprendió a valorar no solo la belleza exterior sino también la riqueza interior que cada especie posee.

Y así concluyó esta historia donde un simple disfraz permitió descubrir una amistad genuina basada en aceptación mutua e intercambio cultural; demostrando que las apariencias pueden engañar pero el corazón siempre revela nuestra verdadera esencia.

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