El rey en la bolera


Había una vez un rey muy curioso llamado Nicolás, a quien le encantaba hacer cosas diferentes a las de los demás reyes. Un día, mientras paseaba por su reino, descubrió una bolera y decidió entrar.

En el momento en que puso un pie dentro, todos los jugadores lo reconocieron y lo saludaron con respeto. El rey Nicolás se sorprendió al ver los movimientos suaves y gráciles que realizaban al lanzar las bolas de bolos.

Decidió probar suerte, pero al hacerlo, la bola se desvió y fue directamente hacia un grupo de vasijas antiguas que decoraban la bolera. Todo se desplomó, y el rey se disculpó rápidamente.

El dueño de la bolera, un mago llamado Esteban, salió de entre las ruinas y le ofreció al rey una varita mágica para solucionar el desastre. A cambio, le pidió que lo acompañara en un viaje para enseñarle la importancia del respeto y la humildad. El rey aceptó.

Juntos viajaron a pueblos lejanos, donde el rey aprendió a escuchar a su gente y a ser más empático. Con el tiempo, el rey Nicolás se convirtió en un líder más sabio y compasivo.

Al regresar a su reino, agradeció al mago Esteban por la invaluable lección y prometió gobernar con justicia y bondad.

La bolera se convirtió en un lugar de reunión pacífica para todos los habitantes del reino, donde el rey Nicolás jugaba bolos con su gente, recordando siempre la importancia de la humildad y el respeto.

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