El Rey Exiliado


Había una vez en un reino lejano, dos hermanos muy diferentes. El Rey Sancho IV era amable y generoso, mientras que su hermano Ramón era ambicioso y codicioso.

Un día, los dos hermanos salieron a cazar por el monte, disfrutando de la naturaleza y la compañía del otro. - ¡Qué día tan bonito para cazar, hermano! - exclamó Sancho IV con entusiasmo. - Sí, es perfecto para cazar... - murmuró Ramón con una sonrisa maliciosa.

Mientras caminaban por el bosque, llegaron a un barranco profundo. De repente, Ramón empujó a Sancho por el barranco sin que éste pudiera hacer nada al respecto. - ¡Ayuda! ¡Hermano, ayúdame! - gritaba Sancho mientras caía.

Ramón se acercó al borde del barranco y fingió estar preocupado. Luego regresó al castillo y anunció que su hermano había desaparecido durante la caza. Con el paso de los días, Ramón asumió el trono como nuevo rey.

Mientras tanto, Sancho IV fue encontrado por una familia de campesinos que vivían en las afueras del reino. A pesar de no recordar quién era ni cómo llegó allí, la familia decidió cuidar de él como si fuera uno más de sus hijos.

Los años pasaron y Sancho creció feliz en su nueva vida. Aprendió a trabajar la tierra, cuidar animales y ayudar a su familia adoptiva en todo lo que podía.

Aunque no recordaba su pasado como rey, siempre sintió en su corazón que estaba destinado a algo más grande. Un día, mientras paseaba por el mercado del pueblo cercano al castillo real, escuchó hablar sobre el cruel reinado de su hermano Ramón.

La gente susurraba sobre los altos impuestos que debían pagar y las injusticias cometidas por aquel nuevo monarca. Decidido a hacer justicia y proteger a su pueblo, Sancho IV se armó de valor y decidió enfrentarse a su malvado hermano.

Con la ayuda de sus amigos del pueblo y su astucia aprendida en el campo, logró infiltrarse en el castillo real sin ser descubierto. Finalmente, frente a frente con Ramón en la sala del trono, Sancho reveló su verdadera identidad ante todos los presentes.

- ¡No puede ser! ¿Cómo has sobrevivido? - exclamaba Ramón sorprendido. - He sobrevivido gracias al amor y bondad de aquellos que me acogieron cuando tú intentaste deshacerte de mí - respondió Sancho con determinación.

El pueblo aclamaba a Sancho IV como el verdadero rey legítimo mientras que Ramón era desterrado por sus crímenes contra su propia sangre.

Desde ese día en adelante, Sancho gobernó con sabiduría y compasión junto al apoyo incondicional de aquellos que lo habían aceptado sin importar su origen real.

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