El rey falso


Había una vez una niña llamada Martina que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Un día, mientras jugaba en el bosque, encontró a un rey hermoso y decidió llevárselo a casa.

Cuando llegó a su casa, su mamá se sorprendió al ver al rey y le preguntó:- ¿De dónde sacaste ese rey tan hermoso? Martina le contó la historia de cómo lo había encontrado en el bosque y cómo decidió llevarlo a casa para cuidarlo.

La mamá de Martina se preocupó por el bienestar del rey y decidió ayudarla a cuidarlo. Pasaron los días y Martina se encariñó mucho con el rey. Un día, mientras jugaban juntos, el rey desapareció.

Martina estaba muy triste e inconsolable. Así que decidieron buscarlo por todo el pueblo. Preguntaron en cada esquina si alguien había visto al rey. -¿Vieron un rey hermoso? -preguntaban cada vez que veían a alguien.

Nadie parecía haber visto al rey hasta que llegaron al mercado del pueblo. Allí vieron a un hombre vendiendo verduras con una corona dorada sobre su cabeza. -¡Ese es mi amigo! -gritó Martina señalando hacia él.

El hombre les contó que no era realmente un rey, sino simplemente alguien disfrazado para ganarse la vida vendiendo verduras en el mercado. Martina estaba triste porque había perdido su amigo especial pero también feliz porque ahora sabía que no estaba sola en este mundo.

Aprendió que las apariencias pueden engañar y que es importante valorar a las personas por lo que son, no por su apariencia o estatus social. A partir de ese día, Martina decidió ayudar al hombre del mercado con la venta de sus verduras.

Juntos se hicieron muy amigos y ella aprendió mucho sobre el trabajo duro y la importancia de ayudar a los demás. Y así, Martina descubrió que en la vida hay muchas cosas por descubrir y aprender si miramos más allá de las apariencias.

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