El Rey Pajaro y las Nubes del Sol



En un reino brillante donde el sol siempre brillaba, había un ave llamada Rey Pájaro. Tenía plumas doradas y un canto melodioso que alegraba a todos en su hogar. Vivía en un árbol inmenso que se erguía orgulloso en el centro del bosque de Nublia. Rey Pájaro era conocido por su bondad y su gran capacidad para hacer felices a los demás.

Un día, mientras cantaba en su árbol, observó la llegada de unas nubes grises. La brisa fresca trajo consigo un murmullo inquietante.

"¿Qué sucederá con nuestro hermoso cielo azul?" - se preguntó.

Las nubes se acercaron y comenzaron a cubrir el sol, ahuyentando la luz brillante.

"¡Rey Pájaro!" - gritaron las flores del bosque "¡Nos hemos quedado sin luz y miedo a que ni el sol vuelva!"

"No se preocupen, mis amigos, ¡cantaré para traer de vuelta al sol!" - les respondió con confianza.

Rey Pájaro comenzó a cantar una hermosa canción, llena de notas alegres que resonaban por todo Nublia. Las nubes, intrigadas por el canto, comenzaron a moverse. Pero cuando su música dejó de sonar, las nubes regresaron a cubrir el cielo.

"Parece que mi canto no es suficiente" - dijo preocupado. Pensó en lo que podía hacer y decidió buscar a sus buenos amigos: la Brisa, el Sol y las Nubes.

Comenzó su viaje hacia la Colina del Viento, donde la Brisa solía bailar con alegría.

"Brisa, ven a ayudarme. Las nubes grises han cubierto el sol y las flores están tristes. Necesitamos que vuelvan los rayos del sol" - le explicó Rey Pájaro.

"Claro que puedo ayudar, Rey Pájaro. Pero también necesitaré la ayuda de las Nubes. Tienes que hablarles con sinceridad."

Rey Pájaro se sintió un poco nervioso.

"¿Qué diré? No quiero que se sientan mal por lo que están haciendo."

"Diles lo que sientes. Las emociones son poderosas."

Rey Pájaro tomó valor y voló hacia las Nubes.

"¡Hola, Nubes!" - gritó con su dulce voz. "Sé que has venido a Nublia, pero el sol y la luz brillantes traen tanto alivio a todos. Las flores nos necesitan."

Las Nubes, al escuchar sus palabras, comenzaron a moverse lentamente. Una de ellas, la más pequeña, habló:

"No queríamos causar tristeza, solo queríamos refrescar el calor del sol. Pero no entendíamos que también podíamos traer un poco de sombra y lluvia."

Rey Pájaro sonrió, sintiendo esperanza.

"Quizás puedan trabajar juntos. Si el sol brilla y ustedes expelen pequeñas gotas de lluvia, será perfecto. Las flores crecerán fuertes y felices."

Las Nubes se miraron entre sí, dándose cuenta de que Rey Pájaro tenía razón. Con un susurro de alegría, comenzaron a moverse.

"De acuerdo, Rey Pájaro. Haremos lo que propones. Vamos a encontrar un equilibrio juntos."

Las Nubes empezaron a despejarse, dejando que el sol dorado brillara una vez más. Un momento después, comenzaron a soltar suavemente pequeñas gotas de lluvia.

"¡Oh, gracias, Nubes! ¡Gracias, Sol!" - exclamaron las flores y los árboles.

Rey Pájaro voló por encima del bosque, su corazón rebosante de alegría. Comprendió el valor de hablar honestamente y colaborar.

"A veces, todos necesitamos preocuparnos unos por otros, y al hablar, podemos encontrar la mejor manera de vivir juntos" - reflexionó mientras regresaba a su árbol.

Y así, el bosque de Nublia floreció con colores brillantes, y cada rincón resonaba con las alegres melodías del Rey Pájaro. Siempre recordaron que la colaboración y la comunicación pueden traer luz y felicidad, incluso en los días más nublados. Y desde entonces, cada vez que el sol brillaba a través de las nubes, todos sabía que era un signo de amistad y hermandad.

"¡Viva la amistad!" - gritó Rey Pájaro,

"¡Viva el sol y las nubes!" - respondieron las flores con alegría.

Y así, en Nublia, el sol nunca se ocultaría demasiado.

El final.

FIN.

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