El Rey Sabio



Había una vez un rey llamado Roberto que siempre estaba buscando nuevos reinos para conquistar. Su ejército era el más poderoso de todos y él estaba convencido de que podía ganar cualquier batalla.

Un día, mientras cabalgaba por los campos en busca de nuevas tierras, se encontró con una aldea pequeña. Allí vivían personas muy amables y trabajadoras, pero no tenían mucho dinero ni recursos.

El rey pensó que sería fácil conquistarlos y tomar sus tierras para él. "¡Alto ahí!"- gritó el rey a los habitantes de la aldea"Soy el rey Roberto y vengo a conquistar estas tierras".

Los habitantes se pusieron muy nerviosos y comenzaron a temblar de miedo ante la presencia del gran ejército del rey. Pero entonces apareció un niño valiente llamado Juanito, quien se acercó al rey sin temor alguno.

"Señor Rey"- dijo Juanito"¿Por qué quiere conquistarnos? ¿Qué mal le hemos hecho?"El rey se sorprendió por la pregunta del niño y decidió escuchar lo que tenía que decir. "Quiero más riquezas para mi país"- respondió el rey"Y ustedes tienen tierras fértiles que podrían ayudarme a conseguirlo".

Juanito reflexionó un momento antes de responder:"Comprendo su deseo señor Rey, pero si nos quita nuestras tierras no tendremos nada para sobrevivir. Además, nosotros somos gente humilde pero trabajadora, podemos ofrecerle nuestra mano de obra para ayudarlo en lo que necesite".

El rey quedó impresionado por la sabiduría del niño y decidió escuchar a los demás habitantes de la aldea. Ellos le contaron las historias de sus vidas, de cómo trabajaban duro para sobrevivir cada día y que aunque no tenían mucho, eran felices viviendo juntos en su pequeña comunidad.

El rey se dio cuenta de que había estado equivocado todo este tiempo. No era necesario conquistar nuevos reinos para ser rico y poderoso. La verdadera riqueza estaba en el amor y la unión entre las personas.

"Tienen razón"- dijo el rey"No necesito tomar sus tierras para ser feliz. Me doy cuenta ahora que lo más importante es el amor y la amistad". Los habitantes de la aldea celebraron con alegría esta decisión del rey Roberto.

A cambio, ofrecieron su ayuda para trabajar juntos por un futuro mejor.

Desde aquel día, el rey aprendió una valiosa lección gracias a Juanito y a los habitantes de esa pequeña aldea: Que no siempre es necesario buscar nuevas tierras o conquistar otros pueblos para encontrar la verdadera felicidad.

FIN.

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