El Rey Sancho y la Traición Fraternal
Había una vez en el reino de Navarra, en un pueblo llamado Funes, donde reinaba el bondadoso y valiente rey Sancho IV.
El rey Sancho era conocido por su sabiduría y generosidad con su gente, quienes lo querían y respetaban profundamente. Un día soleado, el rey Sancho salió a cazar por el monte acompañado de su hermano Ramón. Ambos hermanos disfrutaban de la naturaleza y compartían momentos de alegría juntos.
Sin embargo, algo oscuro se escondía en el corazón de Ramón. Mientras caminaban por los senderos del bosque, Ramón sintió la envidia y la ambición apoderarse de él.
En un momento inesperado, empujó a su hermano Sancho por el barranco del peñalén sin que nadie pudiera verlo. El rey Sancho cayó rodando ladera abajo hasta quedar tendido en el suelo, herido pero vivo. Mientras tanto, Ramón regresó al castillo fingiendo preocupación por la desaparición de su hermano.
Al enterarse del supuesto accidente, los habitantes del reino se llenaron de tristeza y empezaron a buscar al rey desaparecido. Mientras tanto, Sancho luchaba por sobrevivir en medio del bosque desconocido para él.
Con valentía y determinación, el rey Sancho comenzó a recorrer aquel lugar inhóspito en busca de ayuda. Por otro lado, Ramón aprovechaba la ausencia de su hermano para tomar decisiones egoístas y crueles que afectaban al pueblo entero.
Días después de la traición de Ramón, el rey Sancho fue encontrado por una familia humilde que lo acogió con amor y cuidados. Agradecido por la bondad recibida, decidió ayudar a aquella familia trabajando codo a codo con ellos en sus labores diarias.
Mientras tanto, en el castillo las cosas no iban bien bajo el mandato tirano de Ramón. La injusticia reinaba entre los súbditos y la tristeza invadía cada rincón del reino.
Un día, durante una tormenta feroz que azotaba el pueblo, una voz resonó en lo más profundo del bosque anunciando que solo un acto noble podría devolver la paz perdida al reino. El rey Sancho escuchó aquellas palabras con atención y comprendió cuál era su deber como gobernante justo y amable.
Con valentía decidió regresar al castillo para enfrentar a su malvado hermano e intentar restaurar la armonía perdida.
Cuando finalmente se encontraron cara a cara frente al trono real, Ramón intentó justificar sus acciones pero ya era tarde: la verdad había salido a flote gracias a las buenas acciones del rey Sancho mientras estuvo lejos. —"Hermano" , dijo Sancho con voz firme pero compasiva "- Te perdono por tus errores si estás dispuesto a cambiar tu forma cruel de gobernar.
"Ramón sintió un profundo remordimiento por sus actos malvados e imploró perdón ante todos los presentes. El pueblo observaba expectante esperando ver qué decidiría hacer Sancho frente a tal petición sincera.
El rey Sancho miró a su hermano con ojos llenos de comprensión y finalmente extendió su mano hacia él como símbolo de reconciliación y perdón. Desde ese día ambos trabajaron juntos para reconstruir un futuro mejor para todos los habitantes del reino basado en valores como la honestidad y solidaridad.
Y así fue como gracias al coraje y bondad del Rey Sancho IV se restableció la paz perdida en Funes; enseñándonos que siempre es posible redimirse si uno está dispuesto a cambiar sinceramente.
FIN.