El Rey Stuart y el Destino de la Infancia
Había una vez un mundo mágico donde los niños eran los que tomaban las decisiones más importantes. En este maravilloso lugar, los adultos obedecían a sus jóvenes líderes, quienes gobernaban con alegría e imaginación. En este mundo, Stuart, un niño de 12 años con una gran sonrisa y una mente brillante, era el rey.
Stuart adoraba ser rey. Cada mañana, se despertaba en su castillo de nubes, rodeado de juguetes y libros, y comenzaba su día con una gran sonrisa. Los niños venían de todos lados a pedirle consejos, y sus decisiones siempre hacían que el mundo fuera un lugar divertido.
Un día, mientras miraba por su ventana, Stuart vio a unos niños jugar en el parque. Su risa resonaba y llenaba el aire de felicidad. Sin embargo, una sombra se posó sobre su corazón. Stuart se dio cuenta de que ya no era tan pequeño. ¡Estaba creciendo!"¿Qué pasará cuando cumpla 13 años?" - se preguntó, sintiendo un nudo en el pecho. - “¿Tendré que renunciar al trono?"
Decidido a no pensar en ello, convocó una reunión en su palacio. Los niños se reunieron ansiosos.
"¡Amigos!" - exclamó Stuart con entusiasmo. "Hoy vamos a decidir qué juegos nuevos podemos agregar a nuestra ciudad mágica!"
Todos gritaron de alegría.
Entonces, David, un niño de la tribu de los aventureros, levantó la mano.
"¿Y si hacemos una búsqueda del tesoro por toda la ciudad?" - propuso con brillo en los ojos.
Stuart se entusiasmó con la idea.
"¡Eso sería genial! Pero, ¿cómo organizaremos todo?" - preguntó, mientras los demás aplaudían.
Así, con su característico liderazgo, Stuart y sus amigos planificaron la búsqueda del tesoro. Hicieron mapas, escondieron pistas y prepararon sorpresas para todos.
Los días pasaron y la búsqueda del tesoro fue un gran éxito. Todos se divirtieron, pero una noche, al mirar la luna desde su ventana, la preocupación regresó a su mente.
"¿Qué pasará cuando deje de ser niño?" - murmuró.
Fue entonces que la Reina Sofía, una de sus más cercanas amigas y danzarina, entró a su habitación.
"Stuart, estás raro. ¿Qué te pasa?" - preguntó con preocupación.
"Sofía, tengo miedo de crecer. A veces creo que no podré seguir siendo rey."
Sofía se sentó a su lado y sonrió.
"No tienes que tener miedo. El crecimiento es parte de la vida, y eso no significa que dejes de ser tú mismo. Imagina lo que podrías hacer siendo más grande. Y recuerda, siempre serás nuestro rey, no importa la edad que tengas."
Stuart pensó en las palabras de su amiga. En ese momento, se dio cuenta de que ser rey no era solo un título, sino más bien un espíritu de juego y alegría que nunca se perdería.
Decidió hacer una proclamación al día siguiente. A la mañana siguiente, se dirigió a la plaza central frente a todos los niños.
"Queridos amigos!" - comenzó con una gran sonrisa. "Hoy quiero decirles que aunque estoy creciendo, eso no significa que renunciaré a ser rey. Estoy emocionado por todas las cosas nuevas que podemos hacer juntos. ¡Vamos a crear un reino donde los sueños no tengan límites!"
Los niños vitorearon con alegría.
"Seremos siempre niños en nuestro corazón, sin importar el tamaño que tengamos. ¡Sigamos soñando y creando juntos!" - concluyó Stuart, sintiéndose más ligero que nunca.
Desde entonces, Stuart continuó reinando, pero también se convirtió en un líder que inspiraba a sus amigos a ser creativos y valientes.
Así, el reino de los niños siguió prosperando, lleno de risas, aventuras y sueños. Stuart aprendió que la verdadera realeza no se mide por la edad, sino por la capacidad de soñar y unir a los demás. Y así, siempre sería el rey, un rey que nunca dejaría de ser niño en su corazón.
FIN.