El rincón de Paco
Había una vez un niño llamado Paco que iba a la escuela todos los días. Paco era muy inteligente y siempre estaba lleno de energía, pero había momentos en los que se ponía nervioso o se sentía cansado.
En su salón de clases, la maestra tenía un rincón especial para Paco. Era un lugar tranquilo y acogedor donde él podía ir cuando necesitaba relajarse. Había cojines cómodos, objetos para jugar y libros con historias maravillosas.
Un día, durante una clase de matemáticas, Paco comenzó a sentirse muy ansioso. Las sumas y restas parecían confundirlo cada vez más. Su mente se nubló y no pudo concentrarse en las lecciones.
La maestra notó que algo estaba mal con Paco y le dijo cariñosamente: "Paco, ¿por qué no vas a tu rincón por un momento? Allí podrás relajarte y volver cuando te sientas mejor".
Paco asintió con la cabeza y caminó hacia su rincón en el salón de clases. Se sentó en uno de los cojines suaves mientras respiraba profundamente para calmarse. Miró alrededor del rincón y encontró un rompecabezas intrigante. Mientras intentaba resolver el rompecabezas, poco a poco sus pensamientos ansiosos fueron desapareciendo.
Se concentró en las piezas del puzzle hasta que finalmente lo completó. Cuando Paco dejó de estar nervioso, decidió regresar con su maestra para continuar aprendiendo junto a sus compañeros.
La maestra sonrió al verlo llegar sin preocupaciones y le preguntó: "¿Te sientes mejor, Paco?". Paco asintió con una sonrisa y dijo: "Sí, maestra. Me sentí nervioso por las sumas, pero fui a mi rincón y pude relajarme haciendo el rompecabezas. Ahora estoy listo para seguir aprendiendo".
La maestra se sintió orgullosa de Paco por haber encontrado una manera de calmarse y superar sus nervios.
A partir de ese día, cada vez que Paco se sentía cansado o ansioso en clase, sabía que podía ir a su rincón para encontrar la paz interior. Con el tiempo, los compañeros de clase también comenzaron a utilizar el rincón de Paco cuando necesitaban un momento tranquilo.
Todos aprendieron la importancia de cuidar de su bienestar emocional y encontraron formas creativas para relajarse. Así fue como el rincón de Paco se convirtió en un lugar especial donde todos los niños podían explorar sus emociones y aprender a manejarlas.
Y mientras crecían juntos, descubrieron que no había nada malo en sentirse nervioso o cansado; lo importante era encontrar maneras saludables de lidiar con esas emociones. Y así termina nuestra historia, recordándonos que todos tenemos momentos difíciles pero siempre podemos encontrar nuestro propio rincón especial para relajarnos y continuar adelante.
FIN.