El Rincón del Tesoro



Era un día soleado en la Escuela Primaria Arco Iris, y los niños estaban emocionados por la búsqueda del tesoro que habían planeado para el viernes. Erik, un niño alto y enérgico, había encontrado un viejo mapa en el desván del colegio. "¡Miren lo que encontré!"- exclamó a sus amigos, Carmen, Amjad e Ismael. "Parece que lleva a un tesoro escondido en el jardín de la escuela"- dijo Carmen, con una mirada intrigante.

Los cuatro amigos decidieron seguir el mapa después de clases. "¡Seremos ricos!"- gritó Amjad, mientras Ismael comenzaba a trazar la ruta. Sin embargo, la emoción se tornó en una ligera preocupación cuando se dieron cuenta de que el mapa indicaba un lugar cerca de la antigua fuente, donde a menudo los alumnos dejaban sus cosas. "¿Y si encontramos algo que no sea nuestro?"- preguntó Ismael, un tanto dudoso. "Es solo un juego, Ismael. Nadie se va a dar cuenta"- respondió Erik, con una sonrisa segura.

Al día siguiente, el grupo se reunió con palas y cubos. Después de horas de excavar, finalmente encontraron un viejo cofre. Todos miraron expectantes mientras Erik lo abría. Dentro había monedas antiguas, joyas y objetos valiosos.

"¡Increíble!"- exclamó Carmen, mientras Amjad saltaba de alegría. Pero de inmediato, Ismael se sintió incómodo. "Chicos, esto no es nuestro. No podemos quedarnos con esto. Debemos entregarlo"- sugirió, preocupándose por las consecuencias.

"¿Y qué hay de la aventura?"- replicó Erik. "Podemos repartirlo entre nosotros y nadie lo sabrá. Al final, es solo un montón de cosas viejas"- argumentó.

Carmen y Amjad comenzaron a dudar. "Pero, si alguien lo perdió..."- dijo Carmen. Sin embargo, Erik insistió: "¿No quieren ser populares? Imaginá que todos nos conocen como los que encontraron el tesoro"-.

A pesar de la presión, Ismael se mantuvo firme. "La honradez es más importante que la fama"- dijo, decididamente. "Si entregamos todo, pueden recompensarnos de otras maneras. Además, lo correcto siempre es lo mejor"-.

Al final, el grupo decidió seguir el consejo de Ismael y entregaron el cofre al director de la escuela, el señor Fernando. La noticia de su honradez se expandió por el colegio, y en la reunión de la semana siguiente, el director los llamó frente a toda la escuela.

"Estoy muy orgulloso de estos cuatro chicos, que han demostrado ser honrados y responsables. En lugar de llevarse este tesoro, pensaron en las posibles consecuencias y decidieron hacer lo correcto"- dijo el señor Fernando. Tácticamente, el director entregó cada uno una medalla y un diploma por su honradez.

Carmen, Amjad y Erik se sintieron un poco felices, aunque también un poco tontos por haber dudado de la decisión de Ismael al principio. Geberaron finalmente un aplauso ensordecedor, pero paramneutabe, lo que fueron lo supieron y mantuvieron al amigo presente en toda la situación.

Mientras volvían a casa, Erik reflexionó: "Tenés razón, Ismael. Hicimos lo correcto"-.

"Sí, y ahora somos los mejores amigos, eso es lo que realmente importa"- concluyó Carmen, sonriendo. Amjad agregó: "Sí, ser honrado también tiene sus recompensas"-.

Y así, el grupo aprendió una valiosa lección: ser honrado y hacer lo correcto siempre prevalece, independientemente de las tentaciones que puedan surgir. Desde ese día, se convirtieron en el ejemplo de honestidad en su escuela, recordando siempre el rincón donde encontraron el tesoro, pero sobre todo, el tesoro de la sinceridad y la amistad.

La moraleja de la historia es que la honradez es el verdadero tesoro que se lleva en el corazón. Ser honrado puede no llevar a riquezas materiales, pero crea la riqueza de la confianza y la amistad, que es invaluable.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!