El Río de Anahí


Había una vez en la hermosa provincia de Misiones, en Argentina, un pequeño río llamado —"uRUGUAY" . Este río era muy especial porque tenía el poder de traer paz y felicidad a todos los que lo rodeaban.

Sin embargo, había algo que le preocupaba: no recordaba cómo había llegado allí ni cuál era su origen. Un día soleado, mientras uRUGUAY fluía tranquilamente entre las rocas y árboles del bosque misionero, se encontró con un viejo sabio llamado Don Severino.

El sabio notó la tristeza en los ojos del río y decidió ayudarlo. "Hola, querido río. ¿Por qué te ves tan preocupado?" -preguntó el sabio con amabilidad.

El río suspiró y respondió: "Don Severino, no sé quién soy ni de dónde vengo. Me gustaría conocer mi historia y descubrir mi verdadero origen". Don Severino sonrió con ternura y dijo: "No te preocupes, uRUGUAY. Encontraremos respuestas juntos".

Los dos emprendieron un viaje por todo el bosque misionero en busca de pistas sobre el origen del río. Caminaron durante días hasta llegar a una cueva oculta detrás de una cascada escondida. Allí dentro encontraron murales antiguos que contaban la historia del nacimiento del río uRUGUAY.

Según las pinturas rupestres, hace mucho tiempo existía una princesa guaraní llamada Anahí. Ella era valiente y generosa pero también estaba llena de tristeza porque sentía que algo le faltaba en su vida.

Un día, mientras la princesa caminaba por el bosque, encontró un pequeño manantial que estaba a punto de secarse. Sin pensarlo dos veces, Anahí decidió ayudar al manantial y lo cuidó con amor y dedicación.

Con el paso del tiempo, el manantial creció y se convirtió en un río poderoso, lleno de vida y felicidad. La princesa Anahí había dado origen al río uRUGUAY con su bondad y compromiso. uRUGUAY miró emocionado las pinturas y entendió que él era parte de algo más grande.

Él era el resultado del amor y la generosidad de una princesa valiente. "¡Don Severino! ¡Ya sé quién soy! Soy uRUGUAY, el río nacido del amor de la princesa Anahí", exclamó emocionado.

El sabio asintió con orgullo y dijo: "Así es, querido río. Tu historia es una lección para todos nosotros. Nos enseñas que nuestras acciones pueden tener un impacto duradero en el mundo".

A partir de ese día, uRUGUAY se sintió aún más feliz y orgulloso de ser quien era. Fluyó con gracia a través del bosque misionero llevando consigo paz, alegría y esperanza para todos los que lo rodeaban.

La historia del origen del río uRUGUAY se transmitió a través de generaciones como una lección sobre la importancia de cuidar nuestro entorno natural y cómo nuestras acciones pueden influir positivamente en quienes nos rodean.

Y así continuó uRUGUAY su eterno viaje, recordando siempre su origen y compartiendo su amor con cada ser que encontraba en su camino.

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