El río de la amistad



Había una vez, en un hermoso río de aguas cristalinas, una familia de cangrejos de río que vivían felices en su hogar entre las rocas y la vegetación acuática.

Pero no todo era armonía en esta familia, ya que los cangrejos más jóvenes solían burlarse de uno de sus integrantes: el pequeño Cangri. Cangri era un cangrejo diferente a los demás.

Tenía una pinza más grande que la otra y caminaba un poco torcido debido a una lesión que había sufrido cuando era apenas un bebé cangrejo. Los hermanos mayores y primos de Cangri se burlaban de él constantemente, lo llamaban "Pinzas Chuecas" o "Pata Torcida", riéndose a carcajadas mientras él intentaba ignorarlos.

Un día, cansado de ser objeto de burlas, Cangri decidió alejarse de su familia y explorar el río en busca de aventuras por su cuenta.

Mientras nadaba entre las plantas acuáticas, se encontró con un simpático pez llamado Nemo que notó su tristeza y le ofreció su amistad. "¿Qué te pasa, amigo cangrejo? Veo en tus ojos la tristeza del desprecio", dijo Nemo con voz amable.

Cangri le contó a Nemo sobre cómo sus hermanos y primos se burlaban constantemente de él por ser diferente al resto. El pez Nemo escuchó atentamente y luego le dijo:"No permitas que las opiniones negativas de los demás definan quién eres tú realmente.

Tú eres único y especial tal como eres, con tu pinza grande y tu forma peculiar de caminar. Esa es tu fortaleza, no debilidad". Estas palabras resonaron en el corazón de Cangri, quien sintió un renovado sentido de confianza en sí mismo gracias a la amistad sincera del pez Nemo.

Juntos emprendieron diversas aventuras por el río, descubriendo nuevos lugares y conociendo a otros animales acuáticos que valoraban la diversidad. Mientras tanto, en casa, la familia de cangrejos comenzó a darse cuenta del vacío dejado por la ausencia de Cangri.

Se arrepintieron sinceramente por haberlo tratado mal y decidieron salir en su búsqueda para pedirle perdón.

Después de varios días buscando sin éxito a Cangri por todo el río, finalmente lo encontraron junto al pez Nemo compartiendo risas y anécdotas bajo el sol brillante. "¡Cangri! ¡Perdónanos por haberte tratado mal! Eres parte importante de nuestra familia y te necesitamos", dijeron los hermanos mayores con pesar en sus voces. Cangri los miró con sorpresa pero también con comprensión.

Aceptó las disculpas sinceras de su familia sabiendo que habían aprendido la lección sobre aceptar las diferencias y valorar a cada miembro por igual.

Desde ese día en adelante, la familia entera cambió su actitud hacia Cangri, celebrando sus peculiaridades como algo único e irrepetible. Los cangrejos aprendieron juntos el verdadero significado del respeto mutuo y la importancia del amor incondicional dentro del hogar familiar.

Y así fue como Cangri descubrió que ser diferente no era algo malo sino todo lo contrario: era lo que lo hacía especial e inolvidable ante los ojos del mundo acuático donde habitaba felizmente junto a aquellos que más quería.

FIN.

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