El río de la armonía


Hace muchísimos años, en una tierra lejana y mágica llamada Atuelia, vivían seres extraordinarios: hadas, duendes, dragones y hasta dioses.

En ese lugar tan especial existía un río llamado Atuel que recorría toda la región llevando vida y alegría a sus habitantes. Pero un día algo terrible sucedió. Los antiguos habitantes de Atuelia comenzaron a pelearse entre ellos por tonterías, generando enemistades y conflictos que entristecieron a los dioses.

Tan enfurecidos estaban los dioses con tanta discordia que decidieron castigar a los habitantes de Atuelia. Entonces, uno de los dioses más poderosos creó una zanja gigante en el suelo con un solo movimiento de su vara mágica.

De esa zanja comenzó a brotar agua cristalina que fue llenándola poco a poco hasta formar un caudaloso río: era el nacimiento del río Atuel. Los habitantes de Atuelia quedaron sorprendidos al ver cómo se formaba aquel río ante sus ojos.

Algunos sintieron temor por el castigo divino, mientras que otros se maravillaron con la belleza del nuevo río. Desde entonces, el río Atuel empezó a fluir con fuerza por toda la región, separando las tierras de aquellos que habían sembrado la discordia.

Con el paso del tiempo, los habitantes aprendieron la lección y comprendieron que las peleas solo traen tristeza y separación. Decidieron reconciliarse y trabajar juntos para cuidar el hermoso río que los dioses les habían regalado como símbolo de perdón y renovación.

Un día, una hada sabia les dijo a todos: "-El río Atuel nos recuerda cada día la importancia de la unidad y la armonía en nuestras vidas.

Debemos valorar lo que tenemos y cuidarlo con amor para mantener viva esta lección para las generaciones futuras.

"Así, gracias al castigo transformador de los dioses enfurecidos, los habitantes de Atuelia aprendieron a dejar atrás las disputas sin sentido y abrazaron la paz y la cooperación como pilares fundamentales para construir un futuro próspero y feliz en su amada tierra junto al majestuoso río Atuel.

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