El río de la solidaridad
Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de montañas, una maestra llamada Fany. Fany era una mujer amable, alegre y siempre dispuesta a ayudar a sus alumnos.
Todos los niños del pueblo la querían mucho, ya que además de enseñarles matemáticas, ciencias y lengua, les enseñaba valores como el respeto, la solidaridad y la amistad. Un día, cuando Fany llegó a la escuela se encontró con que las aulas estaban vacías.
Extrañada, preguntó a uno de los vecinos qué había pasado con los niños. El vecino le explicó que todos estaban tristes porque el río que pasaba por el pueblo se estaba secando y ya no tenían agua para regar los cultivos ni para beber.
Fany decidió entonces hablar con los niños y juntos idearon un plan para salvar al río.
Primero investigaron por qué se estaba secando y descubrieron que más arriba, en lo alto de la montaña, había una fábrica que contaminaba el agua. Sin perder tiempo, organizaron una marcha pacífica hasta la fábrica para pedirle al dueño que dejara de contaminar. Al llegar a la fábrica fueron recibidos por el dueño, un hombre malhumorado y poco amigable.
"¿Qué quieren ustedes aquí?"- les preguntó con rudeza. Fany tomó coraje y le explicó la situación con voz firme pero amable: "Señor, le pedimos por favor que deje de contaminar el río. Nuestro pueblo lo necesita para vivir"-.
El dueño de la fábrica parecía indeciso, pero finalmente accedió ante la determinación de Fany y los niños. Prometió cerrar su fábrica si ellos conseguían ayuda del gobierno para instalar filtros que limpiaran el agua antes de devolverla al río.
Los niños volvieron al pueblo contentos por haber logrado su cometido gracias al liderazgo de Fany. El gobierno cumplió su parte del trato y pronto el río volvió a fluir limpio y cristalino como antes.
Desde ese día en adelante, Fany siguió enseñando a sus alumnos no solo las asignaturas escolares sino también la importancia de cuidar el medio ambiente y luchar por un mundo mejor para todos.
Los niños aprendieron una gran lección: nunca subestimar el poder de trabajar juntos por una causa justa. Y así fue como Maestra Fany se convirtió en un ejemplo no solo para sus alumnos sino también para toda la comunidad del pueblo donde vivía.
FIN.