El río de los sueños


Había una vez en el mágico bosque de las hadas, un hada llamada Sofía. Era la más adorable y cariñosa de todas, pero tenía un pequeño problema: era extremadamente dormilona.

Sofía amaba pasar largas horas durmiendo en su acogedor capullo de flores. No importaba si era día o noche, siempre encontraba la excusa perfecta para tomar una siesta.

Sus amigas hadas intentaban despertarla con delicadeza, pero siempre terminaban riéndose al ver a Sofía bostezando y volviendo a dormir. Un día, mientras dormía plácidamente en su capullo, Sofía escuchó un ruido extraño proveniente del bosque. Abrió sus ojos soñolientos y se dio cuenta de que algo no estaba bien.

Se levantó rápidamente y voló hacia el origen del sonido. Al llegar al lugar, vio que todos los animales del bosque estaban preocupados porque el río que les proveía agua había desaparecido completamente.

El sol estaba cada vez más caliente y sin agua no podrían sobrevivir por mucho tiempo. Sofía se sintió culpable por haber estado durmiendo mientras esto ocurría. Decidió que debía hacer algo para ayudar a sus amigos animales y salvar el bosque.

Volando lo más rápido que pudo, Sofía fue en busca de la única persona sabia del bosque: la vieja tortuga Donatella. Le contó todo lo ocurrido y le pidió consejo sobre cómo solucionar el problema.

Donatella pensó durante unos instantes y luego dijo: "Mi querida Sofía, creo que tienes una habilidad especial para dormir. ¿Qué tal si usamos esa habilidad para ayudar al bosque?"Sofía no entendía cómo sus siestas podrían ayudar, pero confiaba en la sabiduría de Donatella.

La vieja tortuga le explicó que las hadas tienen el poder de controlar los sueños y que Sofía podía usar ese don para encontrar agua en su mundo imaginario. De esta manera, podría guiar a los animales hacia un nuevo río y salvar el bosque.

Inmediatamente, Sofía se puso manos a la obra. Se recostó en su capullo y cerró los ojos con fuerza. En su sueño, imaginó un hermoso río lleno de agua cristalina y fresca.

Al despertar, Sofía voló hacia donde estaban todos los animales y les contó sobre el río que había visto en su sueño. Todos se emocionaron y decidieron seguir a Sofía hasta llegar al nuevo río.

Después de un largo viaje guiado por las visiones de Sofía, finalmente encontraron el tan anhelado río. Los animales bebieron agua fresca y revitalizante, mientras agradecían a Sofía por haberlos salvado. Desde ese día, todas las hadas del bosque reconocieron la valiosa habilidad de Sofía para soñar despierta.

Aprendieron que incluso aquellas cualidades que parecen ser una debilidad pueden convertirse en fortalezas cuando se utilizan adecuadamente. Sofía nunca dejó de ser una hada dormilona, pero ahora tenía una misión: utilizar sus sueños para ayudar siempre que fuera necesario.

Y así lo hizo durante muchos años, llevando esperanza y alegría a todos los rincones del bosque. Y colorín, colorado, esta historia de hadas y sueños ha terminado.

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