El río de los sueños



En un pequeño pueblo a la orilla de un río cristalino, un grupo de amigos llamado Tobi, Lila, y Nico solía jugar y explorar todos los días. El agua del río era su lugar favorito, donde pescaban, nadaban y se tumbaban en la playa de arena. Un día, mientras jugaban, Tobi advirtió algo extraño en el agua.

"¡Chicos, miren eso!" - dijo señalando un brillo que destellaba en el fondo del río.

Intrigados, los tres se acercaron a la orilla. Lila, que siempre había tenido una curiosidad insaciable, dijo:

"Yo quiero ver qué es. Debemos sumergirnos y buscarlo."

Nico era un poco más cauteloso.

"¿Y si hay algo peligroso? No deberíamos arriesgarnos."

Pero Tobi, entusiasmado, insistió:

"Vamos, no hay nada que temer. Solo un rato y no pasará nada."

Con valentía, los tres decidieron sumergirse en el agua. Apenas se adentraron, ¡se dieron cuenta de que el agua del río era diferente! Estaba tibia y resplandeciente.

Al llegar al fondo, encontraron una piedra brillante que parecía ser un cristal.

"¡Es hermoso!" - exclamó Lila, deslumbrada por el brillo.

Cuando Tobi tocó el cristal, el río empezó a burbujear, y de repente, una corriente mágica los envolvió. Los tres amigos comenzaron a levitar y, en un abrir y cerrar de ojos, se encontraron en un mundo nuevo.

"¿Dónde estamos?" - preguntó Nico, mirando a su alrededor con los ojos como platos.

Se dieron cuenta que estaban en un bosque lleno de árboles coloridos, flores que cantaban melodías, y animales que hablaban.

"¡Bienvenidos al Reino del Agua!" - dijo un pez dorado que nadaba cerca de ellos.

"Soy Aquilo, el guardián de este lugar. Ustedes encontraron el cristal del río. Eso significa que están aquí para ayudarnos."

Los niños se miraron entre sí, emocionados y un poco confundidos.

"¿Ayudarlos? ¿Cómo?" - preguntó Tobi.

Aquilo explicó que el agua del río estaba en peligro. Una sombra oscura había llegado al reino, haciendo que el agua se ensuciara y perdiendo su magia.

"Necesitamos que nos ayuden a devolverle la pureza y brillo al río. Solo ustedes pueden hacerlo", continuó Aquilo.

Lila, siempre dispuesta a ayudar, dijo:

"¡Sí! ¡Haremos lo que sea necesario!"

Aquilo les proporcionó tres amuletos mágicos que representarían su amistad, valor y compañerismo.

"Estos amuletos les darán energía. Deben usarlos para atravesar tres desafíos, cada uno relacionado con una parte importante del agua: limpieza, amistad y la importancia de la naturaleza."

Los amigos se pusieron manos a la obra. Su primer desafío fue limpiar un lago cubierto de basura. Trabajando juntos, usaron sus amuletos para dar energía a los animales del bosque.

"¡Unámonos y hagamos que el lago brille de nuevo!" - gritó Nico, mientras levantaban objetos de plástico y hojas secas.

El lago comenzó a brillar nuevamente, y el agua recuperó su color.

El segundo desafío les llevó a ayudar a unos pequeños pájaros que habían sido separados de sus familias. Lila, que adoraba a los animales, propuso:

"¡Hagamos una búsqueda para reunificar a las familias!"

Utilizando su ingenio y amuletos, formaron grupos para buscar a los pájaros volando por los árboles. Al encontrarlos, organizaron un hermoso canto que unió a todos los pájaros.

Finalmente, llegaron al último desafío: proteger un árbol milenario que estaba a punto de caer. Los amigos entendieron que debían demostrar su amor y respeto hacia la naturaleza.

"¡Debemos rodearlo y compartir nuestras historias sobre lo importante que es!" - dijo Tobi.

Mientras formaban un círculo alrededor del árbol, comenzaron a contar historias sobre momentos felices en la naturaleza. Como respuesta, el árbol empezó a florecer, y su fuerza lo mantuvo erguido.

"¡Lo hemos logrado!" - gritaron juntos, abrazándose.

Al haber completado los desafíos, el río comenzó a relucir. Aquilo se apareció una vez más.

"¡Gracias! Han devuelto la magia al agua y al reino!"

Con una sonrisa, los niños notaron que el cristal comenzó a brillar intensamente, y en un abrir y cerrar de ojos, estaban de nuevo en la orilla del río de su pueblo.

"No puedo creer lo que acabamos de vivir" - dijo Nico, mientras se restregaba los ojos.

"Yo tampoco, pero ahora sabemos lo importante que es cuidar nuestro entorno" - replicó Lila.

Tobi asintió emocionado:

"Sí, el agua es vida. ¡Prometamos cuidar siempre del río!"

Así, los amigos entendieron el valor del agua y la naturaleza, llevándose consigo una valiosa lección y la magia de su aventura en el corazón. Juntos, prometieron ser guardianes del río, protegiendo y cuidando su entorno, para que siempre pudiera brillar y reflejar los sueños de todos los que lo visitaran.

Y desde aquel día, el agua del río nunca volvió a ser la misma; brillaba con una luz especial, alimentada por la amistad y el amor de sus nuevos cuidadores.

FIN.

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