El río de los sueños



En un pequeño pueblo llamado Río Amigo, había una leyenda que contaba sobre un río mágico que surgía en la montaña. Este río no sólo tenía aguas cristalinas, sino también la habilidad de hacer realidad un sueño a quien se atreviera a cruzarlo.

Una tarde soleada, dos amigos inseparables, Tommy y Clara, decidieron embarcarse en una aventura para encontrar el río mágico.

"¡Vamos, Clara! No podemos dejar pasar esta oportunidad. Quiero pedir un deseo extraordinario!" dijo Tommy, con los ojos brillando de emoción.

"Sí, pero hay que tener cuidado. Dicen que el río también está custodiado por monstruos que protegen sus aguas", respondió Clara, algo nerviosa.

Intrigados, los pequeños aventureros se adentraron en la selva, siguiendo el murmullo del agua. Después de atravesar enramadas y saltar sobre troncos caídos, por fin llegaron a un claro donde el río deslumbraba a la luz del sol.

"¡Lo logramos!", gritó Tommy.

"¿Ahora qué es lo que deseaste?", preguntó Clara, mientras se asomaba al borde del agua.

De repente, un estruendo interrumpió su alegría. Un enorme monstruo de color verde apareció entre las piedras, con ojos brillantes y una sonrisa amistosa.

"¡No se asusten, pequeños! Soy Grom, el guardián del río. Estoy aquí para poner a prueba sus deseos antes de permitirles cruzar."

Los amigos, sorprendidos pero confiados, se miraron entre sí antes de responder.

"Queremos pedir deseos que ayuden a nuestro pueblo", dijo Clara con firmeza.

"Sí, deseamos que todos tengan agua potable y que los árboles crezcan fuertes y sanos!", agregó Tommy, emocionado por su idea.

Grom sonrió, pero había algo que debía enseñarles.

"Eso está muy bien, pero los deseos vienen con una responsabilidad. El verdadero poder del deseo está en el esfuerzo de cada uno. ¿Qué están dispuestos a hacer para lograrlo?"

Los amigos se miraron intrigados.

"Podemos trabajar en equipo. Recolectar basura y plantar semillas por el pueblo", propuso Clara.

"¡Sí, podemos hacer eso!", afirmó Tommy.

Grom asintió, satisfecho.

"Entonces, demuestren su compromiso. Cuando regresen después de hacer su tarea, podrán cruzar el río y sus deseos se verán cumplidos."

Tommy y Clara, llenos de determinación, se pusieron manos a la obra. Recorrieron su pueblo, recogieron desechos y sembraron semillas en cada rincón. Trabajaron durante semanas, y poco a poco, el lugar comenzó a transformarse.

Los vecinos se unieron a la causa, contagiados por el entusiasmo de los niños. Las risas y el trabajo en equipo llenaron el aire, y el pueblo floreció como nunca antes.

Al completar su misión, los amigos regresaron al rio. Grom los esperaba con una sonrisa.

"¡Lo han hecho! Estoy orgulloso de su esfuerzo. Ahora pueden cruzar el río."

Con corazones llenos de alegría, Tommy y Clara se adentraron en el agua. Al cruzar, un brillo mágico los envolvió, y cuando salieron del otro lado, se encontraron en un paisaje hermoso, lleno de árboles frutales y agua cristalina.

"¿Es esto un sueño?", preguntó Clara, asombrada.

"No, esto es el resultado de su esfuerzo. Recuerden, los sueños se hacen realidad cuando uno trabaja por ellos", concluyó Grom, antes de desaparecer.

Los amigos, emocionados, entendieron que la verdadera magia no estaba sólo en el río, sino en el trabajo en equipo y en la bondad de querer mejorar su mundo. Desde ese día, ellos siguieron fomentando la unión y el esfuerzo entre sus vecinos, y el pueblo disfrutó de muchas alegrías gracias a su amistad y dedicación.

FIN.

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