El río de Mateo y sus amigos


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Limpia, donde el agua solía ser cristalina y pura.

Sin embargo, un día algo terrible sucedió: la gente comenzó a arrojar basura al río que abastecía al pueblo, contaminando así el preciado recurso natural. El agua se volvió oscura y maloliente, enfermando a quienes la bebían. En este pueblo vivía un niño llamado Mateo, quien amaba la naturaleza y se entristeció al ver cómo el río estaba tan sucio.

Decidió que tenía que hacer algo para salvar a su comunidad de la contaminación del agua. Con valentía y determinación, Mateo se propuso limpiar el río y devolverle su pureza.

Un día, con guantes y bolsas de basura en mano, Mateo se acercó al río dispuesto a limpiarlo. Pero cuando vio la cantidad de desechos que flotaban en el agua, sintió dudas sobre si podría lograrlo solo.

Fue entonces cuando escuchó una voz proveniente del fondo del río. "¿Necesitas ayuda?", preguntó una tortuga gigante que emergió lentamente del agua. "¡Sí! ¡Por favor ayúdame!", respondió Mateo sorprendido.

La tortuga le explicó que ella había vivido en ese río por muchos años antes de que estuviera tan contaminado, y también quería verlo limpio de nuevo. Juntos empezaron a reagarrar la basura del agua con esfuerzo y dedicación.

Poco a poco, otros animales del bosque se unieron a ellos: patos, peces e incluso nutrias colaboraron en la tarea. Después de varios días de arduo trabajo, finalmente lograron limpiar casi todo el río.

La gente del pueblo se sorprendió al ver cómo el agua recuperaba su claridad y frescura gracias al esfuerzo de Mateo y sus amigos animales. Sin embargo, aún faltaba algo importante por hacer: evitar que la gente volviera a ensuciar el río.

Entonces Mateo tuvo una idea brillante: organizó charlas educativas sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y reciclar los desechos adecuadamente para no dañar más la naturaleza. Gracias a las enseñanzas de Mateo y sus amigos animales, los habitantes de Villa Limpia aprendieron a valorar el agua como un tesoro invaluable y a respetarla siempre.

El río volvió a ser fuente de vida para todos los seres vivos del lugar.

Desde ese día en adelante, Mateo fue conocido como "El Guardián del Río" y su historia inspiradora se transmitió por generaciones como ejemplo de cómo con determinación y trabajo en equipo se pueden superar grandes obstáculos para proteger nuestro hogar: la Tierra.

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