El río encantado de Paloma


Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, una niña llamada Paloma. Paloma era una niña muy especial, siempre llevaba consigo su peluche favorito: un perro de peluche al que había bautizado "Río".

Río era su mejor amigo y juntos vivían grandes aventuras. Un día, mientras Paloma jugaba en el parque con Río, vio a lo lejos un cartel que decía: "¡Concurso de arte! ¡Gana la oportunidad de exponer tus obras en el museo!".

Los ojos de Paloma se iluminaron de emoción y decidió que iba a participar. Paloma amaba dibujar y pintar, así que se fue corriendo a casa para buscar sus colores y pinceles.

Durante días enteros, trabajó incansablemente en su obra maestra. Pintó un hermoso paisaje con el sol brillando sobre un río cristalino rodeado de árboles verdes. El día del concurso finalmente llegó. El museo estaba lleno de niños talentosos mostrando sus increíbles obras de arte.

Paloma estaba nerviosa pero emocionada por mostrarle al mundo su creación. Cuando llegó su turno de presentar su pintura al jurado, todos quedaron impresionados por la belleza y detalle del cuadro.

Sin embargo, uno de los jueces hizo una pregunta inesperada: "-Palomita ¿por qué tu río es tan diferente?". Paloma no entendía lo que quería decir el juez. Miró atentamente su pintura y notó algo extraño: el río en su cuadro estaba lleno de basura y suciedad.

Paloma se sintió triste al darse cuenta de que había olvidado pintar el río limpio y hermoso como siempre lo imaginaba. Triste pero decidida, Paloma volvió a su casa con Río en sus brazos.

Se sentaron junto al río real que estaba cerca de su casa y observaron cómo el agua fluía rápidamente. "-Río, creo que cometí un error en mi pintura", dijo Paloma con voz triste. "-Pero sé cómo puedo arreglarlo".

Paloma decidió hacer algo por el río de su pueblo. Reunió a sus amigos del colegio y juntos organizaron una campaña para limpiar el río y concientizar a la gente sobre la importancia de cuidar el medio ambiente.

Día tras día, los niños iban al río después de la escuela para reagarrar basura y escombros. Poco a poco, el agua comenzó a verse más limpia y cristalina.

Los vecinos del pueblo también se unieron a la causa y pronto todo Villa Esperanza se convirtió en un lugar más limpio y hermoso.

Cuando llegó nuevamente el día del concurso de arte, Paloma presentó una nueva versión de su pintura: un río lleno de vida, con aguas claras reflejando los rayos dorados del sol. Esta vez, todos quedaron maravillados por la transformación. Paloma ganó el primer premio del concurso y su cuadro fue expuesto en el museo durante meses.

Pero lo más importante fue que gracias a ella, todos aprendieron la importancia de cuidar nuestro entorno natural.

Desde aquel día, Paloma siguió siendo una niña especial, pero ahora no solo porque llevaba consigo a su querido perro de peluche, sino también porque se convirtió en un ejemplo para todos los niños del pueblo. Juntos, aprendieron que cada uno puede hacer la diferencia y convertir el mundo en un lugar mejor.

Y así, Paloma, Río y todos sus amigos vivieron felices y continuaron cuidando el río y el medio ambiente para siempre.

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