El río mágico de los amigos del bosque
En un bosque encantado, vivían el zorro Astuto, la nutria Traviesa y el búho Sabio. Todos los días jugaban juntos y exploraban cada rincón de su hogar.
Un día, mientras jugaban cerca de un arroyo cristalino, escucharon un rumor misterioso que venía de lo profundo del bosque. "¿Escucharon eso?", preguntó Astuto con curiosidad. "Sí, parece venir de allá", respondió Traviesa señalando hacia el corazón del bosque.
"Debemos descubrir qué es", dijo Sabio con determinación en sus ojos brillantes. Los tres amigos se adentraron en el bosque siguiendo el sonido intrigante. Pasaron por prados floridos, cascadas cantarinas y cuevas oscuras hasta llegar a un claro donde encontraron una pequeña fuente burbujeante.
De repente, la tierra tembló y ante sus ojos asombrados vieron cómo la fuente se convertía en un caudaloso río que comenzaba a fluir con fuerza. "¡Increíble!", exclamó Traviesa saltando de emoción. "Es como si la naturaleza misma estuviera creando vida", dijo Sabio maravillado.
"Creo que esto será algo grande", agregó Astuto con una sonrisa pícara en su rostro. El río fue creciendo lentamente, llevando vida y frescura a todo el bosque.
Los animales del lugar acudían a beber de sus aguas cristalinas y a disfrutar de la nueva belleza que había surgido en su hogar. Con el tiempo, aquel caudaloso río fue bautizado como Ebro, convirtiéndose en uno de los más importantes de la región.
Los tres amigos siguieron visitando al río Ebro regularmente, recordando con orgullo cómo habían sido testigos de su nacimiento. Aprendieron que la naturaleza siempre tiene sorpresas guardadas para aquellos dispuestos a explorar y cuidar de ella.
Y así, gracias a la curiosidad del zorro Astuto, la alegría de la nutria Traviesa y la sabiduría del búho Sabio, el río Ebro se convirtió en un símbolo de vida y renovación para todos los habitantes del bosque.
Y aunque pasaran los años, nunca olvidarían aquella increíble experiencia que los unió para siempre en amistad y respeto por la naturaleza.
FIN.