El Ritmo de Jaz


Había una vez una niña llamada Jaz, que desde muy pequeña descubrió su pasión por la música y el baile. Siempre que tenía la oportunidad, cantaba y bailaba con mucha energía y alegría.

Un día, Jaz se enteró de que en su escuela iban a hacer un concurso de talentos en el que los niños podían demostrar sus habilidades artísticas. Ella estaba emocionada porque sabía que era una gran oportunidad para mostrar todo lo que podía hacer.

Desde ese momento, Jaz se dedicó a practicar más horas de lo usual. Bailaba todas las tardes después de la escuela y cantaba mientras hacía sus tareas.

Quería estar segura de dar lo mejor de sí misma en el concurso. Pero cuando llegó el gran día del concurso, algo inesperado ocurrió: justo antes de salir al escenario, Jaz se quedó sin voz. No podía cantar ni hablar correctamente. Estaba desesperada y no sabía qué hacer.

"No puedo creerlo... ¿cómo voy a participar así?", dijo Jaz entre lágrimas. "Tranquila amiga", le respondió su mejor amigo Tomás. "Seguro hay alguna solución".

Juntos fueron a ver a la maestra encargada del concurso para contarle lo que había pasado. La maestra les sugirió cambiar el plan: si bien no podría cantar como esperaban, podría demostrar su habilidad para bailar y animar al público desde allí.

Jaz aceptó la idea aunque estaba un poco nerviosa por tener que improvisar sobre la marcha. Pero cuando salió al escenario con música movida y comenzó a bailar, la gente empezó a animarla y aplaudirla.

Jaz se sintió llena de energía y alegría, y decidió hacer lo que más le gustaba: bailar con pasión. Para sorpresa de todos, el baile de Jaz fue tan impactante que los jueces decidieron darle el primer premio del concurso.

Jaz estaba muy feliz y emocionada por haber ganado, pero sobre todo por haber descubierto que cuando uno tiene una pasión verdadera, siempre puede encontrar una manera de demostrarla. "Gracias por ayudarme a encontrar otra forma de mostrar mi talento", dijo Jaz abrazando a su amigo Tomás.

"No hay nada que un buen amigo no pueda solucionar", respondió él sonriendo. Desde ese día en adelante, Jaz siguió practicando sus habilidades artísticas con mucha dedicación. Sabía que cualquier obstáculo podía superarlo si ponía su corazón en ello.

Y es así como ella se convirtió en una gran bailarina y cantante exitosa en el futuro.

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