El ritmo de Matías


Matías era un niño curioso y con mucha energía. Siempre le fascinaba el sonido de los tambores.

Un día, en la escuela, el profesor de música les propuso a los alumnos formar un grupo para tocar en el acto del Día de la Primavera. Matías, emocionado, levantó la mano y dijo: -¡Yo quiero tocar el tambor! Todos en la clase se sorprendieron, ya que Matías no había mostrado interés por la música antes.

El profesor, sorprendido, le entregó una baqueta y le dijo: -Si estás dispuesto a aprender y practicar duro, serás parte del grupo. Matías asintió con entusiasmo. Desde ese día, Matías se esforzó al máximo. Practicaba todos los días después de la escuela, en su casa.

A veces, le costaba coordinar sus manos para lograr el ritmo, pero con perseverancia y paciencia, cada vez mejoraba más. El Día de la Primavera llegó, y el grupo de música subió al escenario.

Matías, con su tambor, se sentía un poco nervioso, pero al comenzar a tocar, se dejó llevar por el ritmo y la emoción. Cuando terminaron, el público estalló en aplausos. Matías se sintió orgulloso y feliz de haber logrado tocar en frente de todos.

A partir de ese día, Matías se convirtió en un gran músico, y su amor por el tambor le abrió muchas puertas.

Descubrió que la música no solo era divertida, sino que también le ayudaba a expresar sus emociones y a conectar con los demás. Desde entonces, animaba a otros niños a seguir sus pasiones, demostrándoles que con esfuerzo y dedicación, podían lograr grandes cosas.

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