El Ritmo del Cambio



En un pequeño barrio de Buenos Aires, vivía Vega, una niña de 6 años con grandes sueños y una imaginación desbordante. Tenía una amiga muy especial: Marina, que siempre repartía sonrisas a su alrededor y a quien le encantaba el hip hop. A pesar de su alegría, Marina tenía un pequeño problema: no le gustaba comer muchos alimentos saludables.

Una mañana soleada, mientras jugaban en el parque, Vega notó que Marina estaba distraída.

"¿Qué te pasa, Marina? Parecés preocupada" - le preguntó Vega.

"Es que hoy tenemos que presentar una danza hip hop en el colegio, pero me siento débil y no tengo energía" - respondió Marina.

Vega pensó por un momento y se le ocurrió una idea brillante.

"¡Ya sé! Podemos hacer una competencia de baile en la que tú y yo cocinemos juntas unos snacks saludables al ritmo de hip hop. ¡Una fiesta! ” - propuso.

"¿De verdad? ¡Eso suena genial! Pero, ¿qué vamos a cocinar?" - preguntó Marina con curiosidad.

Así que las dos amigas se pusieron manos a la obra. Comenzaron a buscar recetas saludables.

"¡Mirá! Encontré una receta para hacer batidos de fruta con yogur. También hay galletas de avena” - dijo Vega emocionada.

"¡Y yo puedo hacer batidos de espinaca!" - exclamó Marina, con una sonrisa esbozándose en su rostro.

Con alegría, comenzaron a mezclar ingredientes en la cocina. Mientras tanto, pusieron música de hip hop para que el ritmo las acompañara.

"Baila, baila, así se hace, mientras mezclamos esas frutas hermosas" - cantó Vega mientras movía sus caderas.

"¡Eso, así se vive! ¡El hip hop es lo mejor!" - respondió Marina, que ya se sentía más animada.

Cuando terminaron de preparar los snacks, no solo eran deliciosos, sino que también lucían estupendos. Las galletas de avena desprendían un olor increíble y los batidos tenían colores vibrantes.

"¡Listo! Ahora tenemos que llevar esto al colegio y presentar nuestro baile" - dijo Marina, llena de energía.

"¡Pero primero, prueba lo que hicimos!" - insistió Vega, mientras le ofrecía un batido.

Marina dudó un momento, pero al ver lo rico que se veía, decidió probar.

"¡Está buenísimo! Nunca imaginé que me iba a gustar tanto" - dijo sorprendentemente.

Mientras iban al colegio, las dos amigas practicaban su baile. La música sonaba fuerte y el ritmo fluía entre ellas. Cuando llegaron, había mucha gente expectante.

"¡Vamos, Marina!" - grita Vega emocionada.

"¡Sí! ¡A bailar!" - respondió Marina, lista para mostrar lo que habían practicado.

Bailaron con alegría y el público las animaba. Al finalizar la presentación, las dos amigas recibieron un aplauso estruendoso.

"¡Eso fue increíble! ¿Ves? Ahora tenemos energía para más cosas" - dijo Vega feliz.

"Sí, me siento muy bien. ¡Todo gracias a nuestros snacks saludables!" - respondió Marina, y ambas se miraron, riendo.

Desde aquel día, Marina no solo aprendió a disfrutar de la comida saludable, sino que también descubrió que podía sentirse llena de energía y alegría. Vega se sintió orgullosa de su amiga, y juntas empezaron a organizar más días de cocina y baile.

Esa amistad les enseñó que, aunque cada una era diferente, podían apoyarse y sacar lo mejor de cada una. Así nació el Club de cocina y baile saludable, donde invitaron a todos sus amigos a disfrutar y aprender a comer mejor mientras se movían al ritmo del hip hop.

Y así, las risas y la buena comida pronto alegraron a todo el barrio, y todo gracias al poder de la amistad y un poco de creatividad. ¡Una aventura que recién comenzaba!

FIN.

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